Categoría: Creación literaria

Creación literaria. Narrativa, poesía, minificción y otros híbridos.

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Hugo - Aimeé Cervantes

Hernani o cómo hacer Teatro del bueno || Texto de Santiago García Lucio

Ilustración de Aimeé Cervantes Flores

¡Lo admito! Quería, y lo digo sin paliativos, que mi obra a la que yo, huelga decirlo, tenía por potente y prometedora, causase un gran efecto aquella noche. A menudo se ha dicho así: “Ten cuidado con lo que deseas, porque puede ser que se cumpla”… ¡Acertados pronósticos!

Sí… aquel 25 de febrero del 30 Francia se convirtió en un hervidero ¿Si era aquello lo que buscaba, me preguntan? Lo ignoro. Diré, en mi defensa, que aún me hallo bastante conmocionado como para hablar con claro raciocinio y perspectiva del hecho en cuestión.

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Soñar - Aimeé Cervantes

Muros, Mc Donald’s y Mönchengladbach || Poesía de Tomás Sánchez Hidalgo

Ilustración de Aimeé Cervantes Flores

El muro

Hemos aprendido a protegernos un poquito del frío, sí, pero demasiados de mis sueños en estos días son todogrises. Creemos en Dios, según como vaya el mes. Fase REM. Lo que a continuación se cuenta llega a mi rápido movimiento de ojos en un plano corto, en un technicolor vicioso. Drogadictos en un campo de concentración. Terminales. Estaban desnudos. Al tiempo, y en un palacio, una reunión de intelectuales. Y de ventrílocuos. Estaban, los referidos, aquéllos y éstos, igualmente desnudos. Una estación de trenes en Moravia. Locomotora: gimes rauda locura, demoledora: fiesta de los maniquíes. Oro, los dueños ya no existían. Kafka tenía razón: Praga no te deja salir. Si Europa fuera un tango*, o un parque temático sexual, te diría que setenta años no son nada, pero que se han disuelto para bien las fronteras. Al fondo, el Wrigley Field (y eso son un montón de chicles).

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Noctámbulo || Cuento de Mayret Montiel

—Hemos pasado una tarde agradable—, dijo, dedicándole una galante sonrisa. Desde su punto de vista, todo había sido casi perfecto; habían salido a comer a un pequeño restaurante gourmet, y cabe mencionar que las viandas fueron lo menos interesante de aquella experiencia. En verdad se había sentido el hombre más afortunado sobre la tierra cuando la vio tomar su cuchara con tal delicadeza que parecía que al acercarla a su boca no estuviese probando el bisque de langosta, sino dibujando aquella pequeña curva que, dulcemente, se pintaba granate sobre su rostro. Cada pequeño gesto de coquetería hacía que su corazón saltara de gozo, olvidando así toda pena.

Después fueron a una galería de arte cercana: ella repasó todos los cuadros, se daba tiempo para admirar cada trazo, cada colorido punto con una minuciosidad demencialmente cautivadora; a él le fascinaban los comentarios elocuentes que ella solía hacer. No sabía describir la sencillez con la que soltaba una a una las frases más ingeniosas, ni tampoco podía reprimir ese leve suspiro cuando la notaba tan ensimismada en sus pensamientos. Lo cierto es que su inteligencia era incluso más atractiva que el lunar que podía verse en su cuello cuando ella se acomodaba el pelo de manera discreta, y vaya que ese diminuto lunar era toda una obra de arte. Logró convencerla de ir a tomar una copa en su terraza. No fue difícil en realidad. Él leía las ansias que había en sus manos de encontrarse por fin con las suyas.

Mientras charlaban sobre la terrible inmensidad del universo, la botella de vino se quedó poco a poco vacía y, con ello, la intensidad de sus miradas aumentó hasta que, sintiéndose confiado, la tomó de la mano, se acercó lentamente a su rostro y la besó con dulzura. En ese húmedo recóndito, encontró al fin el remedio para todo aquello que ensombrecía su alma; deslizó hábilmente una mano por su espalda. Estaba seguro de que ella cedería al fin después de pretenderla, como si se tratase de una dama: sin besos ni caricias, sin insinuaciones de ningún tipo. La había conseguido de una vez por todas, o al menos eso creía hasta que ella apartó su rostro, dejándole en la boca una especie de silbido sordo.

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Mi amigo || Cuento por Guadalupe Villagrán

Hoy cumplo dos meses encerrado en esta prisión por haber matado a quien fue mi gran amigo.

Aún al día de hoy la gente sigue sin entender por qué lo hice si lo quería tanto y menos entienden cuando les digo que aún lo quiero, fue mi único y gran amigo, pero decirles los motivos que me llevaron a hacer lo que hice no es algo que le contaría a nadie por respeto a su memoria; sin embargo, tengo que desahogarme aunque sea por escrito. Al terminar quemaré este documento y continuaré con mi sentencia en silencio, como hasta hoy.

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Panteón de Zaachila|| Poema por Alfredo Lozano

Cuando muera

quiero que me entierren en el panteón de Zaachila,

arrejuntaditos, arrejuntaditos,

no vayamos a morir de frío.

Cuando muera

quiero que me entierren en el panteón de Zaachila,

para que me traigan tríos huastecos al amanecer,

me vistan de la cempasúchil de melena morada,

me canten mil veces canciones de soles difuntos.

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La mano - Aimeé Cervantes

Confesiones de mi oscuridad || Cuento por Tania Rocha

Ilustración de Aimeé Cervantes Flores

Por las mañanas, al despertar, cuando mi mente está despejada como un cielo sin nubes, imagino cómo habría sido mi vida de haber crecido en una ciudad. Otras veces cambio a mi familia y algún otro factor de nuestro entorno, como nuestra situación económica, por ejemplo. Las variables se alternan creando resultados posibles en una espiral infinita e invisible.

A veces soy consciente de lo improductiva que resulta tal actividad, no sólo porque no puedo regresar el tiempo e imponer mis variables, sino porque tengo la certeza de que no cambiaría mucho de mí o de alguien. Pienso quizá que hay algo ya dado en nuestra esencia, algo que forma tu visión de la vida, más allá de la bondad y la maldad: es el énfasis, luminoso o sombrío, brindado a los sucesos. He visto hombres que llevan una vida tranquila y agradable pero con una mirada apagada, además de mendigos con una mirada brillante, con hambre de pan y ansias de vida.

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Escribir poesía - Aimeé Cervantes

El poema || Por Charlientus

Ilustración de Aimeé Cervantes Flores

Los perros quieren subir

a jugar a la creación.

Hacía calor y faltó la cerveza.

La canción era,

a pesar del ladrido presente,

el cielo de mi pasado.

Creo que los versos nacen

tras la cena,

aunque gruñan en las bardas

los mastines;

creo que un verso es…

algo que arde en los labios

y que sólo puede apagar un beso.

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Polinización - Aimeé Cervantes

En las entrañas de la poesía… || Poemas de Laura Fernández Valdés

Ilustración de Aimeé Cervantes Flores

Reino

Si te doy,

de nuevo,

mi número de teléfono

fingiendo ser otra,

con otro rostro y otras maneras,

¿me aceptarías,

                                     de nuevo,

en tu reino?

Si pudieras moldearme a tu antojo,

si por un momento fueras dios

y yo,

arena de la cual hacer un cuerpo,

si tus manos pudieran definir

                                     a través de un lienzo

la forma y fondo de tu amada,

y yo,

fuera el cemento

para imprimir a esa ninfa,

a esa diosa corpórea,

a esa autómata sin sueños,

a esa sombra idílica que te acompañara

a recorrer tu mundo

                                     agujereados los dos por el miedo.

 

¿Sería yo una firme candidata,

o continuarías mortificándome con esta crueldad,

que es,

en definitiva,

mi destierro?

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Madre Tierra - Aimeé Cervantes

Del «Jardín etnobotánico» a «San Bartolo Coyotepec» || Poemas de Alfredo Lozano

Ilustración de Aimeé Cervantes Flores

Jardín etnobotánico

El viento ulula entre los órganos rascacielos,

las profundas fosas nasales sirven como hornos de cal.

La biznaga chimuela se cita diario en el jadín etnobotánico,

madre gran biznaga qué solo observa,

¿cuándo se acabará el mundo para ella?

Vivir más de mil años, ¡qué más da!

Se escucha un canon a veinte voces,

las arcaicas cícadas no se cansan de graznar.

El leproso cuajiote comparte sus penas,

la flor de mayo, carpintera de coronas y cruces,

y entre susurros antiguos se resguardan las cuevas de Guilá Naquitz.

Los nubarrones se jactan de tener la razón,

¡qué no falte el agua! ¡Qué no falte el agua!

El amaranto, el chayote, la chía,

un pequeño cultivo de calabaza,

el maíz, el chile, el mexicano,

el agave mezcalero, todo plantado.