Soñé que no soñaba
y que todo era, entonces, sueño.
Pisaba las lunas y me las calzaba,
mis ojos ALEPH
se proyectan en nada
después de recorrerlo todo.
En un espejo habitaba
y salió a tomarme mi reflejo,
poseyéndome los ojos,
proyectándome al misterio.
Las horas son incongruentes,
caen moribundas de los relojes
y las paredes no paran
—como a Artaud—
de llamarme,
enuncian sus incógnitas
y me cuentan sus secretos.
Mi pedazo de espejo se fragmenta,
la muerte recorre con sus uñas
las carreteras de mi cerebro
y toca.
Entonces todo explota.
Mi cara es naranja mientras
Robby Krieger
toca su guitarra
mis pómulos son heridas
abiertas
hipersensibles
la cara me tiembla
vibra en naranja
y mis pómulos son un mar
reflejando el sol
sin quietud y en un ritmo
dictado por los dioses.
Hay un cuerpo que me atrapa
y sólo hasta ahorita me ha dejado caer
por dentro soy gigantesco
quizá y hasta infinito.
‟Music
Is
Your
Only friend
Until
The
End”
Y regreso a los brazos del rey lagarto.
Autor: José Adair Prado Zacarías (México, 1999). Cursa la carrera de Creación Literaria en la Universidad Autónoma de la ciudad de México. Tiene un cuento publicado en el libro digital ‟Relatos de la cuarentena” por parte de la misma universidad. Ha colaborado con las revistas Resiliencia, Katabasis, Primera Página y El Creacionista.