“Tinta Violeta”: nunca más narrarán sin nosotras

Durante siglos, una voz masculina que pretendía ser universal ha dominado la tradición literaria. Por consiguiente, las vivencias de los hombres debían ser aplicables a todo el mundo, mientras que las historias con mujeres protagonistas sólo podían ser disfrutadas por un público femenino. Asimismo, toda experiencia femenina ha sido casi exclusivamente contada por narradores masculinos: hablan de nosotras, pero sin nosotras.

Por eso es tan valiosa la existencia de obras como Tinta violeta (2022), la nueva antología de la editorial emergente Aquelarre de Tinta. En ella, se da voz a diecisiete autoras con propuestas muy diferentes sobre lo que significa ser mujer aquí y ahora. Tal y como dice su prologuista Andrea Muriel:

Pocas cosas me gustan más que recorrer una librería, mirar las novedades, pasar el dedo por los lomos de pasta dura, hojear algún libro que me llame la atención; la experiencia de saborear una muestra dentro de los tantos libros. Es por eso que las antologías me parecen fascinantes, pues son como librerías en pequeñito, un muestrario, un ramillete de posibilidades textuales.

Andrea Muriel

El formato de la recopilación no es casual, puesto que quiere dar cabida a la mayor variedad posible de voces. Lejos de encerrar sus obras en una misma categoría, la de la “literatura femenina” (como si cualquier texto escrito por una mujer fuera un género en sí mismo), la antología nos permite disfrutar cada una de ellas en su singularidad. Así pues, tenemos poemas, relatos cortos, cuentos. Una de las autoras incluso mezcla inglés y español en su escritura, reapropiándose así del lenguaje del reguetón para presentar un relato estremecedor sobre el trauma:

Caminas con cuidado para que tus caderas sway, side to side, seducing a todos los hombres que pasan. Ven,ven a verme. Veme. Quiéreme. Si tienes estas caderas tienes que utilizarlas. Te gritan puta y te enojas pero sonríes porque te gusta. Bilis amarilla por tu pecho y sientes una mano and you feel so scared, you want to go, run away, but you don’t; te quedas ahí, porque eso es lo que quieres.

Café Salvaje

La perspectiva de cada escritora sobre la experiencia femenina es también distinta. No hay un solo relato capaz de resumir qué significa ser mujer, sino que cada voz cuenta. Aunque encontramos temas en común, no hay dos visiones iguales. El trauma se puede vivir con dolor o rabia, la comida es a la vez aliada y enemiga, se exalta tanto de la intimidad del hogar como de la Madre Naturaleza.

Sin embargo, cada una de las propuestas está marcada por una condicionante: ser mujer hoy en día. El dolor, la violencia infligida contra los cuerpos, la feminización de los cuidados, etc. La infinitud de respuestas no es más que un reflejo de la infinitud de mujeres que sufren esto en su día a día.

Ninguna de las autoras deja que otros narren su experiencia. En ese sentido, la pluralidad de formas parece una respuesta a la tradición literaria patriarcal. Desde el ya mencionado reguetón hasta los cuentos de hadas, pasando por la poesía mariana, las propuestas dialogan con y resignifican cada uno de estos géneros literarios. La era de asumir la voz y el protagonismo por parte de los hombres ha terminado, pues las mujeres cuentan ellas mismas sus historias.

En su libro Cómo acabar con la escritura de las mujeres, la escritora Joanna Russ dijo:

Hay mujeres blancas, así como mujeres negras […] y otra gente de color que han osado adquirir el desagradable hábito de poner las cosas por escrito, y algunas de estas cosas llegan a publicarse, y el material publicado, especialmente los libros, llega a las librerías, a las manos de la gente, a las bibliotecas.

Joanna Russ

Las autoras de Tinta violeta han osado poner por escrito sus historias para ofrecernos un mosaico lo más cercano posible a lo que supone ser mujer hoy en día. Celebremos, pues, su publicación y esperemos que llegue a muchas manos.