Ojos en almendra por círculos y puntos

Comúnmente, al contar historias narramos nuestras experiencias a través de la idea de lo temporal. Exposición, desarrollo, clímax, desenlace, final; reiteradamente, se nos ha enseñado que las cosas acontecen en el tiempo. Esta idea, si bien resulta conveniente y potencialmente profunda e interesante, suele conllevar al menos una trampa cuando se asume como lo habitual. El engaño tiene que ver con lo otro que se relega cuando reposamos toda la atención en el eje temporal de la vida, aquella línea que atraviesa a todas las historias: el espacio. El espacio no es sólo el ambiente dentro del cual las cosas se llevan a cabo, sino que es la materialidad misma: los cuerpos que forman las historias. 

Algo que tiene de especial el mundo del arte es que las reglas parecen jugarse un poco a la inversa. En una exposición, por ejemplo, lo central suele ser el despliegue de los cuerpos en el espacio. Incluso cuando se insiste en hacer recorridos cronológicos, existe una sensación de suspensión temporal para dar lugar a la explosión de lo sensible. Esta experiencia del mundo desde lo material, sin embargo, también puede ser peligrosa cuando nos hace olvidarnos por completo de su contraparte temporal. Si bien puede resultar refrescante, la ausencia de la pregunta por el tiempo puede borrar la conciencia de los procesos que implican las obras que experimentamos, así como su impermanencia o su capacidad de mutar. 

Actualmente, la sede de la Galerie Nordenhake México ofrece una propuesta curatorial de Julia Rometti y Victor Costales que de alguna forma concilia esta dicotomía entre el espacio y el tiempo. Se trata de una exposición colectiva compuesta por dos capítulos y un interludio. El primer capítulo, Ojo en almendra por círculos y puntos, se inauguró el pasado 17 de marzo con obra de veinte artistas de diferentes latitudes. Posteriormente, este primer capítulo dará pie al interludio, para pasar después al segundo capítulo, en donde las piezas expuestas se alterarán, se sustituirán o se transformarán. Así mismo, el nombre de la exposición se alterará conforme lleguen los momentos futuros: Círculos por ojos y puntos en almendra y, finalmente, Puntos y almendras por círculos en ojos. 

La estructura de la exposición en sí, pero también las piezas que hasta ahora (durante el primer capítulo) la constituyen, nos presentan de manera lúdica la posibilidad de pensar las cosas más allá de su espacialidad y temporalidad. Ambos factores se ven una y otra vez conjugados en otra idea, quizás más amplia: el cambio.

En 1968, el entonces joven y pionero artista conceptual David Lamelas (Buenos Aires, 1946), presentó por primera vez Even and Odd days (días pares e impares). Esta pieza consiste en dos listas impresas en hojas de papel donde se presentan los días pares e impares durante los cuales la pieza estará expuesta. Es una obra simple que nos encara con la mutación que conlleva el registro del tiempo plasmado en el campo del papel. 

En este caso, Lamelas presenta los días de marzo y abril, divididos en pares e impares, durante los cuáles permanecerá (transicionando) la exposición. No obstante, no podemos suponer que la pieza permanecerá de la misma forma durante las siguientes etapas de la muestra. En el transcurso de los próximos días podremos ver qué sucede con esta y el resto de las obras que actualmente se reúnen en el espacio de la galería.

Tania Pérez Córdova, A fence into a fence (fragmento dos), 2018, en Galerie Nordenhake.

Por otro lado, la artista mexicana Tania Pérez Córdova presenta A fence into a fence (una cerca en una cerca). La pieza forma parte de una serie en donde fragmentos de una cerca de aluminio son moldeados, fundidos y refundidos en su propio molde. De manera que el aluminio poco a poco va perdiendo su uniformidad y solidez, tornándose en un rastro de lo que alguna vez fue. Se fractura y se desborda y a la par la artista agrega pequeños amuletos de materiales orgánicos a la estructura. 

Estos son únicamente dos ejemplos de las múltiples propuestas que se presentan en Ojos en almendras por círculos y puntos y de los cuales podremos ver sus alteraciones en las etapas venideras. De repente, el tiempo y el espacio pueden ser la misma cosa, la exposición se asume como una narración y por lo tanto presenta lo transitorio que la subyace. 

Estemos atentxs al próximo cambio el 31 de marzo.