De mareas altas y respiraciones entrecortadas: la violencia y la enunciación como resistencia en «Respirar bajo el agua» de Olivia Teroba

Respirar bajo el agua (Paraíso Perdido, 2020) pondera en las historias de diez mujeres a las que las une el dolor y la supervivencia la respiración resistente por entre la marea que sube. Las historias aquí están transcritas sobre arena.

Nuestro oído, a diferencia del de otros animales, no está hecho para escuchar bajo el agua. El sonido puede ser el mismo, pero la propagación es diferente y el mismo grito que en el aire va a 350 m/s en el agua salada irá cuatro veces más rápido. Nuestro oído no está hecho para escuchar bajo el agua, pero a veces pareciera que tampoco está hecho para escuchar a la intemperie. Habríamos de preguntarnos qué tan selectiva es nuestra escucha, qué tan sesgados se encuentran los sonidos en el aire, cuáles voces escuchamos y cuáles más se pierden en el medio.

Respirar bajo el agua, ganadora del Premio Nacional de Literatura Joven «Salvador Gallardo Dávalos» 2019, es la primera colección de relatos de Olivia Teroba. La antología presenta diez historias narradas o enfocadas en la perspectiva de mujeres jóvenes, cuyas experiencias con sus respectivos vínculos afectivos se interconectan, lo que da lugar a una esfera narrativa en donde el amor y el odio, el cuidado y la violencia conviven. Así, la narrativa de Teroba representa la convergencia de patrones sociales por medio de sus personajes, todo esto al centrarse en la experiencia de las mujeres, cuya voz ha sido ignorada y ridiculizada sistemáticamente.

La construcción del cuerpo femenino desde la filosofía, la religión, la medicina, la ficción e incluso desde la moda lo muestra como un objeto victimizable y débil en oposición al cuerpo masculino, lo cual ha tenido un efecto grave en las representaciones de la feminidad; asimismo, la imagen del cuerpo femenino como algo simultáneamente frágil y transgresor, necesitado de regulación, ha servido para justificar políticas gubernamentales que impiden que las mujeres tengan el derecho a decidir sobre su propio cuerpo. La negación de autonomía al cuerpo femenino ha tenido un peso significativo en la medicina moderna, la cual mantiene aún prácticas de violencia hacia las mujeres al acallar su dolor; numerosas teóricas feministas subvierten esto al concebir el cuerpo femenino como receptor de violencia, pero también como creador y agente social, y como espacio de resistencia en un mundo que ha hecho a un lado la perspectiva femenina.

En los últimos años el cuerpo se ha colocado al centro de movimientos de denuncia colectiva como #simematan (2017), #metoo (2017), #timesup (2018) y #miracomonosponemos (2018) que reflexionan sobre la violencia física y psicológica que vivimos las mujeres. Las consecuencias de esto se manifiestan no sólo en redes sociales, sino también en artículos, ensayos, relatos y poemas que muestran el vínculo que existe entre la corporalidad femenina y la opresión. La obra de Teroba es un claro ejemplo de una narrativa consciente y enunciativa de la violencia que afectan a las mujeres en nuestro papel como hijas, nietas, madres, hermanas, parejas, pacientes y más. Este enfoque crea una narrativa enfocada en fenómenos subrepresentados en la esfera cultural y, particularmente, en la literaria.

El título de la colección, el cual también le da nombre al último relato en la misma, funciona como una frase oximorónica que manifiesta la dificultad de las personajes para salir a flote en espacios en donde su voz es silenciosa o silenciada. Los cuentos compilados cuentan la historia de mujeres en luto, enfermas, deprimidas o solitarias. De este modo, el cuento “Respirar bajo el agua” se presenta como una culminación de silencios en donde la vida de una mujer es resumida, a partir de recuerdos dolorosos que van de su primera infancia al fin de su matrimonio, en ocho páginas.

Mamá y yo miramos el mar en silencio, sobre todo ella, que con el embarazo no habla mucho, casi nada. Papá sí habla pero nada más conmigo, no entiendo muy bien qué pasa, no les pregunto porque ya me acostumbré: a que se enojen todo el tiempo, a que papá me pida a mí que le pase la toalla que está cerca de mamá, a mirarla a ella triste y siempre a punto de llorar, a sentir este silencio, a callarme también y a que nos dediquemos a ver el mar, lo que después de mucho tiempo se vuelve entretenido. Papá toma cerveza, mamá un refresco de manzana y yo agua simple, porque estoy a dieta.

Olivia Teroba, Respirar bajo el agua, 2020, 79.

Fragmentos como el anterior representan la colisión de distintas formas de violencia en un mismo espacio narrativo, una diégesis en la que el silencio es utilizado como método de castigo, en la que la violencia en las relaciones de pareja es asumida como normal, en la que los estándares de belleza son forzados en las mujeres desde la infancia. Como lo muestra la cita de arriba, el trabajo de Teroba se enfoca en la voz femenina así como en el cuerpo que funge como entidad política con historia y narrativas personales; es entonces que tanto la consciencia de las personajes como el pasado de las mismas se vuelven centrales en la construcción de cada una de las historias; es esto lo que permite que el texto se intersecte con formas políticas, sociales y estéticas que retratan un contexto en el que la violencia de género y de clase, junto con sus diferentes agravantes, se encuentran normalizadas.

La relación entre la memoria y las voces narrativas en los relatos permite la enunciación de la violencia machista que atraviesa al cuerpo de las mujeres en los relatos, al tiempo que muestra la importancia de la memoria femenina en un mundo en el que se nos ha obligado a olvidar y ser olvidadas. Con lo dicho hasta aquí se puede asumir que la obra de Teroba se encuentra en comunicación con muchas otras piezas y productos culturales de una nueva ola de narrativa femenina en México y Latinoamérica, con autoras como Alaíde Ventura, Andrea Chapela o Catalina Infante.

El cuerpo como espacio de enunciación es primordial en cada uno de los relatos de Teroba, donde las sensaciones físicas se representan por medio de formas literarias como los fragmentos analépticos o la presencia del flujo de consciencia en la narración. Es así que la temporalidad y el vaivén entre la memoria, el presente y las insinuaciones hacia el futuro se vuelven cruciales para conectar todos los relatos que, a pesar de no compartir personajes o suceder en los mismos espacios, conversan entre ellos. Estos recursos visibilizan un sector social marginalizado y permiten la reflexión sobre la niñez, la adolescencia y la adultez femeninas, sobre la hegemonía y la resistencia ante ella, sobre la normatividad y los moldes en los que hemos sido encapsuladas. Respirar bajo el agua muestra al cuerpo como una fuerza dicotómica que es al mismo tiempo campo de batalla y lugar de resistencia cuando el espacio alrededor suyo se vuelve inhóspito. Al encontrarnos en medio de una revolución social y cultural como la que vivimos hoy en día, voces como la de Olivia Teroba son bienvenidas y necesarias.

La colección de relatos se extiende por tan sólo 85 páginas y al terminarla, en cuestión de una tarde, me puse a pensar en lo rápido que se esfumaron las historias, como si estuvieran escritas sobre la arena. Al igual que nuestro oído no está hecho para escuchar bajo el agua, al igual que nuestros pulmones no pueden respirar en el mar, los cuentos dentro de estas páginas reflexionan sobre todas esas historias que no podemos escuchar, sobre todos los aromas que no podemos percibir. Los cuentos en esta pequeña antología nos llevan a preguntarnos cuántos dolores ignoramos, qué vidas lloramos y qué tanto estamos haciendo para salir de este estado de constante ignorancia.


Autora: Mariana Riestra (Ciudad Victoria, Tamps. 1998). Es estudiante de octavo semestre en la carrera de Letras y Literaturas Modernas Inglesas en la UNAM. Fue seleccionada nacional del programa Ellipsis de escritura creativa y edición literaria dirigido por el British Council junto con el Hay Festival que dio lugar a la publicación del cuento “Viaje en metro” en el segundo volumen de la antología Ellipsis. Ha publicado los libros infantiles ¿Qué le pasa a abuelita? y su contraparte ¿Qué le pasa a abuelito? (CECPAM 2020), así como diversos ensayos y reseñas en revistas literarias y sitios de opinión nacionales. En junio de 2019 fundó el canal de Youtube “La secta de los libros” junto con amistades de la licenciatura.