Cuando envejezca… Cuatro voces de mujeres en torno a la vejez – Ensayo de Elvira Hernández Carballido

Aproximarse al tema de la vejez, no solamente como objeto de estudio sino como parte de nuestra vida, no siempre es sencillo. El miedo a envejecer es latente, pero desde las políticas públicas hasta los estudios feministas, desde la poesía hasta los testimonios, la teoría y la práctica, se han presentado planteamientos e inspiraciones para explicar e interpretar esa etapa de la vida. Por eso, les invito a un recorrido sobre reflexiones, planteamientos y relatos que cuatro mujeres mexicanas han realizado en torno al tema de la vejez. 

Emma Godoy (1918-1989). Pionera en México

Maestra, poeta, filósofa, ensayista, crítica y dramaturga. Voz y alma en XEW Radio en la década de los ochenta. En este medio de comunicación presentó diversas reflexiones sobre temas muy variados; entre ellos, la vejez. Aseguraba que muchas personas tenían mucho miedo a envejecer, pero que era necesario aprender a sobrellevar esa época porque la vejez no debía representar silencio, sino hablar para motivarse, para no quedarse rezagado en la vida. 

Emma Godoy no solamente hizo referencia a la vejez y se preocupó por el reconocimiento social a la gente mayor, ella actúo. Una primera acción significativa fue la creación de la asociación civil DIVE (Dignificadora de la Vejez) en 1977. Su lema fue: “La ancianidad debe ser maestra, consejera y guía”. Esta organización fue un antecedente muy significativo para que el 20 de agosto de 1979 se creara por decreto presidencial el Instituto Nacional de Personas Mayores (INSEN) en México. Aseguraba que mientras surgiera un espíritu sin discriminación, una fuerza que diera reconocimiento al viejo, como persona ante la ley, se les podría otorgar acceso a los recursos, al trabajo, a la vivienda, a la alimentación y sobre todo a la dignidad. «Cuando eso se logre», advertía, «la vejez dejará de ser una amenaza para convertirse en una ardiente promesa».  

Graciela Hierro (1928-2003). Filosofar como reina           

Una mirada madura y reconciliadora sobre el tema la tuvo la filósofa mexicana Graciela Hierro. Entre los diversos temas que abordó estuvo la vejez de las mujeres. Una de sus grandes aportaciones fue la creación del grupo llamado “Las Reinas”, creado en 1969, donde mujeres mayores de edad se acompañaban, compartían testimonios y se reconciliaban con su vida y su muerte. «Envejecer con dignidad» fue su lema.

Por eso, Hierro escribió mucho sobre el tema y sus artículos quedaron compilados en Envejecer con dignidad (2004). En cada página existe una gran variedad de reflexiones donde advertía que mientras las mujeres jóvenes se pueden descubrir reflejadas en miles de miradas, las mujeres mayores deben enfrentarse a la conciencia mirándose solamente a sí mismas. Abordó las cuestiones del sexo, el deseo, el amor, el placer y el cuerpo en las mujeres mayores. Propuso que, para un empoderamiento de las mujeres mayores, era necesario prepararse para la vejez cuando se es joven, así desde un inicio podían construir su vida propia hasta el final. 

Marcela Guijosa (1950-2021). Mujeres de cierta edad

Debido a que no solamente le interesaba el tema, sino que también se aproximaba a esa etapa de su vida, la escritora Marcela Guijosa publicó Mujeres de cierta edad (2008). El tono testimonial del texto permite leerlo con interés, pues se crea una complicidad entre autora y lectora. Sin embargo, el contenido no se queda en lo subjetivo, se argumenta con autores expertos en el tema, se refuerzan las ideas con citas textuales puntuales de libros académicos, pero sobre todo se intenta persuadir para que, al llegar a cierta edad, las mujeres vivan con menos miedo o resignación y que, valientes, alegres, desparpajadas e irreverentes, puedan combatir cualquier forma de discriminación, todos los miedos y se acepten en esa etapa final. 

Es así como a lo largo de 140 páginas, diez capítulos y un apéndice advierte el daño de esa forma de discriminar a la gente mayor, llamada edadismo, y la forma negativa en que influye al centrar nuestra vida según los años que vamos cumpliendo. Detalla el significado de la menopausia, así como la representación de la belleza, la moda, las maternidades, el significado de ser abuela, la soledad y la compañía, las diferentes maneras de ser una mujer de cierta edad. Y reconoce que estamos entrando al otoño, que no se vencerá a la muerte, pero pueden disfrutarse cada año que reste de vida. 

Amparo Espinosa (1942). La cosecha de testimonios

Documentación y Estudios de la Mujer (DEMAC) es una asociación civil fundada por Amparo Espinosa y a través de ese espacio ha organizado concursos de testimonios de vida, biografías y autobiografías de mujeres, que siempre terminan convertidos en libros. Además, motiva a la escritura en diferentes modalidades, entre ellas el Taller para las Mayores, cuyos contenidos se comparten en la página oficial de DEMAC y entre los cuales pueden encontrarse:

  • Con la pluma en la mano, de María Elisa Barrios Rodríguez. La protagonista cuida a su mamá de 90 años. Esta manera de convivir la obliga a recorrer su propia vida y verse a sí misma a esa edad.
  • Mis abuelas, de Aspuru Lloréns. A través de unas cartas que escribe a su nieto, la autora le permite aproximarse a la vida de varias generaciones de mujeres de la familia a su nieto que pronto llegará a la vida.
  • Queridos nietos, de María Teresa Meade Barceló. El relato comparte las palabras que inspiran a esta mujer a romper el silencio y mostrarse tal cual ante sus seres queridos. 

La misma Amparo Espinosa decidió escribir un texto de su propia experiencia que tituló “Shikoku. Peregrinar de la madurez a la vejez” (2002). Su voz se une a las voces de muchas mujeres que enfrentan los mismos miedos, dudas, pero también fuerza e ilusiones. Sin duda, resulta un emotivo pensamiento para cerrar este recorrido de voces mayores, de voces sabias, con hilos de plata enredados en cada palabra: 

¿Cómo me recordarán mis tres hijos cuando tengan sesenta años? ¿Qué gestos y momentos conservarán de su madre? Estas dos preguntas me persiguieron como perros de caza durante el vuelo de regreso a México. ¿Recordarían mis cabellos largos que cepillo con tanto placer? ¿Qué facción de mi rostro se les grabará? ¿Me consideran atractiva? Pero no fueron éstos sino los recuerdos de mi carácter, de mi creatividad, de mi calidad humana y mi maternidad los que me angustiaron. ¿Qué calificación me darán en estas materias? Sin duda su memoria guardaría el amor que le tuve a mi padre porque definió gran parte de mi vida sin el menor disimulo. ¿Pero lo verían como la virtud que yo considero que fue o como un rasgo infantil que les robó horas-madre que les correspondían? ¿Recordarían con nostalgia nuestras pláticas de sobremesa o sentirían alivio por no tener ya que padecerlas?

Emma Godoy, Graciela Hierro, Marcela Guijosa y Amparo Espinosa representan el compromiso de no olvidar a las mujeres mayores, la complicidad de hacerlas visibles y la posibilidad de iniciar historias con la frase “cuando yo envejezca” abriendo mil posibilidades de sentirse y transformarse. 


Autora: Elvira Hernández Carballido (México, 1962). Desde 2004 vive en el estado de Hidalgo. Es doctora en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM. Es periodista desde 1987. Ahora tiene la columna “Bellas y Airosas”, en SemMujeres. Hace algunos años empezó a explorar su lado literario y ha publicado diversos cuentos en antologías como Callejeros (2017) y Lotería (2019). Es profesora investigadora en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo donde ha escrito artículos y libros relacionados con la participación de las mujeres en la prensa nacional y otros escenarios culturales. Entre lo más reciente de su obra está Mujeres de primera plana. Las primeras reporteras mexicanas (2020) y la coordinación del libro Arte y comunicación. La experiencia estética (2021).