Facebook Ads y el panóptico digital

Panóptico digital

Ilustración de Carlos Gaytán

El panóptico de Bentham reinterpretado por Foucault es una de las estructuras más simples y más complejas a la vez. La idea de que pueda existir una estructura penitenciaria capaz de vigilar sin vigilar, de castigar sin castigar, de controlar sin controlar, es, por lo menos, tenebrosa. No es una mazmorra ni un calabozo maloliente cuyo carácter es el olvido al que condenaron a Edmundo Dantés. No es, tampoco, una simple prisión-universidad del crimen con celdas separadas y deprimentes como en The Green Mile. Es, de hecho, una proeza arquitectónica y estructural distintiva del poder. En ella, los prisioneros no pueden saber si están siendo vigilados o no, si su comportamiento será susceptible de castigo o si sus captores están planeando algo. El elemento más reconocible del panóptico es que actúa sobre el cuerpo, encerrándolo, pero también sobre todos los estados mentales que permitirían la rebelión en primer lugar. La disciplina no tiene límites.

No es que el panóptico sólo exista en un modelo de prisión, pues como adelantaba Foucault, es una estructura presente en todas las instituciones de nuestras sociedades y, a la vez, en ninguna. Es una abstracción imaginaria de la operatividad del poder. Pero, ¿qué tan abstracto es en relación con nuestra vida cotidiana? ¿Existe una prisión conceptual en nuestras acciones más inmediatas? Byung-Chul Han ha dicho que el perfeccionamiento del panóptico ha devenido en la forma más compleja de obtención y gestión de los datos: el Big Data.

El panóptico foucaultiano tenía la desventaja de no poder prestar atención particular a las expresiones subjetivas de los sujetos; no sabía, por ejemplo, cuáles eran los gustos, los pasatiempos y las preocupaciones de los encerrados. Saberlo, les hubiera permitido a los celadores explotar los rasgos subjetivos y torturar con ellos a sus prisioneros, como William Boss en The Human Centipede 3. Sin embargo, al Big Data, la evolución del panóptico, no se le escapa ningún rasgo. El Big Data sabe los gustos, los pasatiempos y las preocupaciones de sus prisioneros sólo con gestionar una búsqueda en Google: “Último álbum de los Strokes”, “cañas de pescar baratas”, “síntomas de coronavirus”. Sabe, además, cada detalle de nuestro comportamiento en internet: “Me divierte”, “comentarios automáticos”, “comprar”.

Su conocimiento, además, no es estático. A diferencia del panóptico disciplinario que se construía y después se gestionaba, el panóptico digital está en constante construcción; de hecho, su gestión es apenas una huella, un reflejo de lo que puede llegar a ser con mucha más información. Esta información ya no le pertenece a ninguna institución estatal, a ningún gobierno; pertenece al capital, a cualquiera que esté dispuesto a pagar por esa información. Si Facebook y Google escuchan lo que hablamos, ¿cuánto falta para que sepan lo que pensamos? ¿Ya lo saben? ¿Ante un conocimiento absoluto, distópico, de 360 grados, dónde quedan los sujetos?

Dado que el casi absoluto conocimiento de millones de líneas de código está a disposición de cualquiera que le interese vender, se me ha ocurrido un experimento en Facebook Ads para tratar de ser lo más específico posible y, conocer, a través del Big Data, la cantidad de personas que estaría dispuesta a comprar un panóptico en 3D. Facebook Bussines Manager, la plataforma donde se gestionan los anuncios de la empresa, permite hipersegmentar el público objetivo que podría estar interesado en los productos que vendemos, en los servicios que promocionamos o las páginas que administremos. Imaginemos, pues, que tenemos una empresa de figuras a escala de panópticos, de prisiones modeladas manufacturadas a través de una impresora 3D. La hiperselectividad segmentada de los usuarios para promocionar el producto sería la siguiente:

  1. Personas que vivan en la Ciudad de México
    1. Personas que no vivan en zonas pobres de la Ciudad de México
    2. Personas que vivan cerca de algún centro urbano en la Ciudad de México
  2. Hombres y mujeres
  3. Edad de 21 a 45 años
  4. Personas que hablen español e inglés
  5. Incluir sólo personas que coinciden con:
    1. Interés en impresión en 3D; al mismo tiempo, que coincida con:
    2. Interés en arquitectura; y, adicionalmente, que coincida con:
    3. Interés en filosofía; y, ya no como interés sino como conducta:
    4. Compradores que interactúan
  6. Excluir a personas que coincidan con:
    1. Contar con impresora 3D
    2. Funcionarios de prisiones

Con esta hipersegmentación, sólo en la Ciudad de México hay 66 000 clientes potenciales en un radio de poco más de catorce kilómetros. Si se aumenta un kilómetro el radio, los clientes potenciales aumentan a 69 000. Vendamos panópticos con las herramientas que proporciona el panóptico. Esto es acceder al conocimiento del Big Data sin poseerlo, jugar con él sin cambiar su dirección, sin desestabilizarlo, sólo reproducirlo. ¿Es posible usar el Big Data sin fines comerciales? ¿Es posible siquiera concebir al Big Data fuera de la lógica del mercado? ¿Cómo usar el Big Data en favor de subvertir el conocimiento y vigilancia que tiene sobre nosotros? ¿El Big Data tiene un fin en el horizonte? Recordemos que el panóptico de las sociedades disciplinarias del siglo XIX y XX sufrió una crisis generalizada que llevó a su inminente perfeccionamiento. Con esto en mente, ¿cuál es el próximo paso para la evolución del panóptico?


Ilustrador: Carlos Gaytan Tamayo (Ciudad de México, 1999). Estudia Ciencias y Artes para el Diseño en la UAM Azcapotzalco. Formó parte de varias exposiciones colectivas de cartel en su universidad. Algunas de sus obras ilustran artículos de Cultura Colectiva. Su trabajo se inspira en diversas técnicas y se encuentra en el diseño gráfico y la ilustración.

Etiquetado con: