El pasado tres de septiembre convulsionó a la comunidad universitaria de la UNAM: el ataque porril contra una protesta de alumnos del CCH Azcapotzalco frente a Rectoría en Ciudad Universitaria desató una serie de paros y marchas, con una participación que no se había visto desde la huelga de 1999-2000.
Dentro de la Facultad de Filosofía y Letras, las dos semanas siguientes nos organizamos para mantener en conjunto un paro que albergó asambleas, comisiones de seguridad mixta y de género, conversatorios sobre las demandas del movimiento y la coyuntura actual, así como una brigada cultural la cual, entre otras cosas, preparó carteles y mojigangas para la conmemoración de la Marcha del silencio de 1968 y que, actualmente, elabora un mural a la entrada de nuestra Facultad.
Previo a la manifestación del 13 de septiembre, colaboré un par de días con una de las iniciativas de la brigada: el Fondo de letras combativas, un esfuerzo para recopilar citas y versos que pudieran considerarse comprometidos socialmente, de resistencia, o simplemente afines al movimiento, que serían destinados a los muros del edificio o a las mantas que se cargarían durante la Marcha del silencio.
Así, diseñé algunos carteles con poemas (o fragmentos de ellos), para pegar al interior de la Facultad. Yo escogí recopilar autores publicados, aunque la iniciativa recibió también textos de estudiantes. De entre aquellos que seleccioné para imprimir, ahora rescato tres para compartirles en esta columna.
El emperador de los cadáveres
El emperador quiere huir de sus crímenes
pero la sangre no lo deja solo.
Pesan los muertos en el aire muerto
y él trata (siempre en vano)
de ahuyentarlos.Primero lograrían borrar
con pintura la sombra
que arroja el cuerpo del emperador
sobre los muros del palacio.— José Emilio Pacheco
Publicado en No me preguntes cómo pasa el tiempo (1969), este poema ha resonado en mí cabeza desde los días posteriores al sismo del 19 de septiembre del año pasado. Leerlo es para mí como un mantra el cual intenta convencerme de que la impunidad total no es posible y que la tiranía nunca podrá triunfar por sobre la memoria colectiva.
«¿Quiénes somos ahora?»
¿Quiénes somos ahora?
Si el brillo de los hilos que nos vistieron de colores
hoy están cubiertos de fango
para ocultarnos de la mirada del odio
y del veneno que nos lanzas
¿a quién crees que dañas con tu aliento de fuego?
Podrás hacer que caiga mi cuerpo
Yo caeré
pero una cosa te digo
Otros más se levantarán para enfrentarte— Irma Pineda
«¿Quiénes somos ahora?» me parece una pregunta importantísima dado el choque y la ruptura que resultaron de los hechos violentos del pasado 3 de septiembre: ¿en qué nueva forma volvemos a reconstruirnos?
Impera en el poema un habla comunitaria; el Yo sólo aparece para volverse a diluir en la sentencia final que reafirma la resistencia y la colectividad: «Otros más se levantarán para enfrentarte»
Irma Pineda es una escritora Oaxaqueña. Su obra es bilingüe (escribe siempre primero en diidxazá) y ésta fue la versión en español de un poema que tomo de Guie’ ni zinebe / La flor que se llevó (2013), un libro cuya motivación central son los enfrentamientos entre militares y los pueblos originarios de México.
El Cristo de Elqui dispara sobre el pianista
y con sobrada razón este país no quiere + circo
pan es lo que queremos
y libertad
y derechos humanos
usted no sabe lo que pasa aquí
infórmese maestro
o se va con la música a otra parte— Nicanor Parra
Precisamente en esta coyuntura que no necesita de medidas estéticas, sino de cambios profundos, el reclamo urgente de «pan», «libertad» y «derechos humanos», que hacen estos versos extraídos de Poemas para combatir la calvicie (1993), me atrajeron con enorme fuerza. Asimismo, me parece que los últimos dos versos del poema se resignificaron totalmente al ser su destino la pared de una Facultad en paro: «infórmese maestro / o se va con la música a otra parte».
Una literatura comprometida
Creo que esta dinámica del Fondo de letras combativas gravita alrededor de la discusión permanente de escritores, críticos y teóricos sobre si la literatura debe tener una función social, si debe mostrarse comprometida con su presente.
Al empezar a recopilar, pensé en este texto de Lawrence Ferlinghetti donde rechaza la supuesta falta de compromiso de la que se le acusa a los escritores beat y, de paso, defiende la idea de un arte comprometido a partir de una cita de William Burroughs («sólo los muertos y los junkies son indiferentes —son inescrutables»):
Sólo los muertos no se comprometen. Y el nihilismo rarito del hipster Beat, llevado hasta su conclusión natural, en realidad significa la muerte del artista creativo mismo. Mientras el “no compromiso” del artista es, en sí, un suicidio y una variación engañosa de este mismo nihilismo.
Ferlinghetti desmiente, también, que la supuesta falta de compromiso de la generación beat provenga de su existencialismo y pone a Sartre como ejemplo:
Porque a Jean-Paul Sartre le interesa y siempre ha clamado que el escritor, especialmente, debe ser comprometido. Compromiso es una de sus palabras sucias favoritas.
La literatura (y el arte) no son conceptos inamovibles sino que se definen de acuerdo al momento específico en el que se encuentran, por lo que esta defensa del compromiso en las letras que hace Ferlinghetti podría ser o no ser cierta de acuerdo al paso del tiempo. Pero si en estos momentos tuviese razón, valdría la pena cuestionarnos entonces a partir de lo que afirman él y Burroughs: ¿de qué forma están muertos aquellos que no se comprometen? ¿A qué son adictos estos junkies que no se interesan y se pretenden ajenos a su contexto?
*** Las citas de Lawrence Ferlinghetti (y la de Burroughs, mencionada por aquel autor) fueron traducidas por Jorge Galindo, extraídas de: Beat Poets. Ciuraru, Carmela, editora. Reino Unido: Everyman, 2002.
Autor: Jorge Galindo (Xalapa, Ver., 1991) es compositor de canciones. Ávido lector de poesía, se ha acercado a los estudios literarios con el interés de analizar la canción como parte del fenómeno poético. |