Los tiempos compartidos de Hoffman

En el texto anterior escribí acerca de Beto, un hombre que está muerto y no en el sentido figurado del existencialismo, sino que su cuerpo se pudre mientras él es testigo de este extraño padecimiento. El tiempo, la soledad y la muerte fueron los protagonistas de «Halley», primer largometraje de Sebastián Hoffman.

Ahora en «Tiempo compartido», cuenta con muchas más herramientas narrativas, más personajes y sin duda el discurso se siente mucho más elocuente. Hay una madurez creativa que también hace a la película no tan experimental o contemplativa, sino algo con mucho más ritmo.

Pedro es un padre de familia que se quiere pasar unos días con su hijo y esposa. Compra un tiempo compartido en Acapulco a un muy buen precio, pero al llegar al hotel se da cuenta de que no sólo él está registrado en la suite, también Abel, un hombre con sus dos hijos y esposa, todos demasiado amables. Pedro nunca se imagina que las idílicas vacaciones que iba a pasar se convertirían en las peores al luchar contra una corporación que está a punto de acabar con su familia gracias a un complot corporativo que vuelve a todos como esclavos mentales de un líder sin escrúpulos.

La entrada de los créditos iniciales es con una pieza musical de Giorgio Giampà que retoma lo hecho por Hitchcock y que inmediatamente te remonta a «Psicosis» del director británico, rasgo que establece también una intención para con el espectador que después de ver el título de la película como un anuncio neón y que muestra el paradisíaco puerto de Acapulco detrás; continúa con un plano de una pareja de animadores que se nota han pasado por algo grave y deben pintar una sonrisa para los visitantes. El contraste de planos es intrigante y trabajo de la fotografía de Matías Penachino. Ambos artistas logran combinar sus habilidades para establecer la intención del filme de colocar al espectador en una situación de vulnerabilidad y no dejar caer el sentido de alerta durante toda la película.

Es interesante indagar en las historias de este director mexicano. Si en «Halley» pudo plasmar una historia minimalista con elementos interesantes, ahora que tiene una carta más abierta de recursos económicos y cinematográficos, logra una historia mucho más redonda que hace guiños al terror y suspenso, igual de inclasificable por los diferentes géneros con los que dialoga, sólo que ahora sí logra concretar un estilo mucho más visible y propio.

La película explora dentro de la dinámica de tres matrimonios, el de Pedro y Eva, que van buscando reconstruir su matrimonio. Andrés y Gloria, quienes son víctimas de estas corporaciones piramidales que ven en el ser humano solamente un número de ventas, y Abel que junto con su esposa sólo quieren pasarla bien, así tengan que aguantar a Pedro y su histeria permanente. Pero no es tan ambiciosa de ahondar en todos, sino solamente en el delirio de persecución en el que Pedro cae gracias a una serie de eventos extraños que lo hacen dudar de sus compañeros de suite, de los empleados del hotel y de su misma cordura.

Así, Sebastián Hoffman desde su personaje principal nos sumerge en toda una vorágine de teorías conspirativas hasta llegar al punto de no saber qué es verdad y qué no. Lo interesante de la historia es que visto desde la perspectiva de las mujeres todo parece normal y cotidiano, pero desde el punto de vista masculino de Andrés y Pedro, todo es turbio, oscuro y genera incertidumbre al querer salvar a sus familias. Todo es sospechoso en las actitudes de los empleados del hotel, de los mismos turistas incluyendo a Abel y su familia. No hay descanso para Pedro ni el espectador.

El director logra un guión, si quizá no redondo, sí bastante entretenido al no dejar caer el interés del público en su personaje principal que es odioso pero crea una empatía al querer cuidar a su familia. No es gratuito, pues sus intenciones son totalmente válidas y creo que eso es lo que la hace memorable, parece una película de género del terror o de la ciencia ficción pero solamente crea los ambientes usándolos como elementos narrativos de la historia de distorsión familiar que nos está contando. Seguramente podríamos encontrarle lecturas de denuncia social porque el tema se presta, sin embargo se enfoca más en la extraña relación familiar de un hombre cansado, presionado y paranóico con su alrededor al sentir que no es un buen padre y esposo.

La intención del filme es llevar al espectador por un viaje sórdido de situaciones extrañas y bizarras que pueden o no ser verdad, pero que son validadas al apreciarlas desde el punto de vista del personaje principal, que pasa por muchas situaciones donde se debe de enfrentar a sí mismo, su inseguridad y paranoia para poder rescatar a su familia de la misma desintegración.

«Tiempo compartido» ganó el premio a Mejor guión en el más reciente festival de cine de Sundance y ahora está nominada a cinco premios Ariel en las principales categorías, incluyendo Mejor Película. Es un trabajo digno de verse y de los cuales difícilmente te podrás olvidar por su estilo peculiar, personajes bien escritos y una dirección memorable por parte de su realizador.

Luis TorizAutor: Luis Toriz ¿Qué es mejor, ser respetado o temido? ¿Sería mucho pedir ser ambos? Diría Tony Stark. Colaboro para el flamante Tour de Cine Francés y estoy orgulloso de estar aquí. Nunca les diré no la vayan a ver, sería atentar con su propio criterio

 

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