El afirmar que un blanco es racista es casi tan grave como afirmar que un negro es ladrón o también tan ofensivo como decir que un mexicano es flojo y que quiere quedarse de mojado en los Estados Unidos. Sin embargo las tres pueden ser reales e igual de trágicas si alguien decide actuar en respuesta a estas suposiciones.
En el año 2012, Thomas Vinterberg, director danés, dirigió una de las películas más arriesgadas de su país, «The hunt» (La caza). Utilizo la palabra «arriesgada» no por ser alarmista, sino porque realmente lo es. Cuando la sociedad actual en la que vivimos se jacta de ser lo más moral, recta y políticamente educada, pero detrás de esas puertas de hombres y mujeres se esconden oscuros secretos que estarían dispuestos a pagar millones para que estos nunca salieran a la luz, lo moral y recto que sale de sus bocas se convierte en una falacia. La película fue un riesgo al terminar siendo una dura crítica a esas dobles caras que vemos en amigos, vecinos y hasta en nuestra familia, cuando juzgas y eres juzgado por meras suposiciones e ideas acerca de algo que nunca sabes o saben si pasó. De cualquier forma «no hagas cosas buenas que parezcan malas».
Alguna vez Cristo dijo:
«El que esté libre de pecado que tire la primera piedra».
Lo anterior no pudiera estar mejor dicho en estos tiempos, cuando la sociedad toma como verdaderos los comentarios respecto a personas que son señaladas por algo que «supuestamente» hicieron.
Martin McDonagh, llega con una película llamada «Tres anuncios por un crimen» (Three billboards outside ebbing, Missouri). Esta historia es contada en momentos de tensión política entre los Estados Unidos y Corea del Norte, cuando hay una cacería de brujas por abusos sexuales a hombres y mujeres en la industria del espectáculo en Hollywood, pero lo que nos importa a nosotros, mexicanos y latinos, es que tenemos por vecino a un gobernante que nos toma por flojos, ladrones, ilegales y también por «escoria», (el último adjetivo pudiera englobar por si solo todos los anteriores).
Mildred (Frances McDormand) es una mujer que paga todo un año por tres anuncios a la entrada de su ciudad, Ebbing en Missouri. Anuncios que exigen justicia por encontrar al asesino y violador de su hija. Éste hecho desencadena una serie de acciones violentas entre ella y la policía, pero no sólo eso, también genera violencia de la gente del pueblo hacia ella y todo por las suposiciones de la policía a quienes ella quiere ridiculizar. Por su parte Mildred piensa que ellos como autoridad están sentados comiendo donas y café sin encontrar al culpable. ¡Sólo suposiciones!
El director de «Tres anuncios por un crimen» dirige quizás una de las películas más incendiarias al tocar temas actuales con una localidad increíble, porque todo pareciera que es solamente una problemática dentro de esta ciudad, sin embargo la crítica va más allá y rebasa los muros de su zona doméstica.
Es atrevido el discurso cuando tu presidente en curso tiene las características de uno de los personajes más racistas de tu historia, cuando la protagonista lucha por obtener justicia para su hija asesinada y violada, al mismo tiempo que allá afuera hay una serie de demandas por abuso sexual a mujeres del medio cinematográfico de la ciudad de Los Ángeles. Más confrontante aún es cuando el racista es exonerado y la mujer luchona es neutralizada al darse cuenta de que siempre actuaron bajo «suposiciones» e ideas de lo que creen que pasó. Eso es derramar la gasolina y prender un cerillo.
Los actos de violencia son y serán siempre dignos de condenación, pero más aún los hechos causados en chismes, rumores que guiados por la ira resultan en consecuencias realmente graves que pueden afectar a terceros inocentes. Esto es en esencia la película que creo, con todo el dolor de mi corazón, le ganará el Oscar a «Mejor película» a «La forma del agua» de Guillermo del Toro en la próxima celebración de los premios de La Academia, porque aunque ambas tocan temas sensibles, una es más real y directa que la otra, porque los actos de violencia deben ser gritados con la misma manera en que son perpetrados.
Autor: Luis Toriz ¿Es mejor ser respetado o temido? ¿Es mucho pedir ser ambos? Diría Tony Stark.Veo y escribo de cine. Colaboro para el flamante Tour de Cine Francés y estoy orgulloso de estar aquí |