Ilustración de Valeria Pérez Aguirre
A muchos nos ha llegado a preocupar la desfachatez con la cual la información, del tipo que sea (ficticia, sañosa, interesada, interesante, valiosa, violenta, valiente), circula fugazmente por el internet. Sobre todo, asusta el hecho de no poder diferenciar entre lo falso y lo real, entre lo bien trabajado y lo hecho con las patas, entre lo sincero y lo oportunista. Los pocos filtros y las imperceptibles profundidades que habitan detrás de cualquier pestaña en internet son testigos de las condiciones de empate que caracterizan al mundo de lo virtual. Sin embargo, ya se encargan otros de explorar las problemáticas de este fenómeno y aquí nos toca más bien identificar sus ventajas que, en tiempos de pandemia, son muchas.