Siete oscuridades pegada a ti
Una mano sostiene el examen del agua
durante siete suicidios sin estornudar.
Con una margarita muerta en el ojal,
los altares vomitan sus policromías,
y abofetean la infancia,
los rezos impúberes y la comunión del frío.
Una mano sostiene el examen del agua
durante siete suicidios sin estornudar.
Con una margarita muerta en el ojal,
los altares vomitan sus policromías,
y abofetean la infancia,
los rezos impúberes y la comunión del frío.
Ilustración de Aimeé Cervantes
En el cementerio de la memoria
las ruinas de la razón aspiradas
son espectros o almas evaporadas,
molida hojarasca de mi historia.
Y así sólo te aprehendo, luz mortuoria,
bajo el claroscuro de las miradas;
rasgo tu piel, las formas destiladas,
y las poseo con violencia amatoria.
Pero al fin, eso es nada. Pobre rico
que del pulvis eris admira el arte,
y del amor le quedan los despojos.
De esta forma, más o menos me explico
por qué hay días en que no quiero buscarte,
y te encuentro cuando cierro los ojos.