Para Myrian Caballero, por creer en mí
Argentina, la lucha aún no acaba
ni allá ni acá ni en todo el mundo
«Todos se preguntaban a qué hora hacía Alaíde tantas cosas» – Carmen Lugo
Mientras caminábamos por los pasillos húmedos de una escuela provinciana, Myrian Caballero me contaba, durante el tiempo entre clases, de su paso por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Narraba con emoción las clases de Rosario Castellanos y Juan José Arreola. Recuerdo casi textuales sus palabras sobre Juan Rulfo: «Era un hombre tan guapo, llegaba siempre de traje y tenis. Era callado, serio y casi nunca daba clase: se ponía a jugar ajedrez con los alumnos y nosotras íbamos solo a verlo». En una de esas apresuradas pláticas me dijo: «Lo mejor de todo era escuchar a Alaíde Foppa».