Tengo un defecto, o así lo he catalogado. Mientras estoy leyendo voy contando las páginas, no tan recientemente como creerán, pero se vuelve un fastidio cuando estoy a cien páginas de acabar. Mi lectura se convierte, entonces, en una acción maratónica: me olvido de hacer cosas, quiero terminarlo pronto. Es como si un bicho se me hubiera trepado, de esas chinches que están infestando París y la Ciudad de México ―seguramente ya las has tenido de manera psicológica―, y tuviera que sacudírmelo de encima, golpeándome por todo el cuerpo. Ochenta, setenta, ahora cincuenta. Se vuelve una obsesión malsana. Alguna vez, cuando estaba leyendo Cien años de soledad, llegué a la centésima página antes de terminar, eran cerca de las once de la noche: invoqué al huracán, pues no pude detenerme hasta las dos de la mañana y quedé sin poder dormir el resto de la madrugada; solo agradecí que existiera algo como eso y se pudiera leer.
Etiqueta: Novela
Crónica de un viaje a Bucarest (I)
La literatura es ciertamente un viaje con un destino incierto, aunque la reseña en la cuarta de forros del libro nos quiera indicar lo contrario y nos invite a unas cuantas certezas. Soy consciente de lo cliché que es comparar el acto de lectura con cualquier acto que implique movimiento, especialmente el del viaje. Pero aclaro, antes que nada, que no considero que la lectura sea una vacación con todos los gastos pagados, en un hotel lujoso, con un clima delicioso y mucha comida en el buffet mientras no se esté chapoteando por ahí —a saber, esa manía de que cuando nos vamos de vacaciones siempre queremos estar “chapoteando por ahí”, aunque las temperaturas y la geografía nos lo impidan—.
#RecomendaciónDeLaSemana: Azul casi transparente, Ryu Murakami
Hablar de la contracultura durante la década de los 60´s es reflexionar en torno a un sinfín de implicaciones sociales que responden a una liberación de los dogmas implementados por una sociedad enteramente moralista: la […]
“¿Dónde está Alonso Ramírez?” Reflexión sobre Infortunios de Alonso Ramírez de Sigüenza y Góngora
“Una gota de tinta puede más que cien memorias privilegiadas”
Proverbio chino.
Infortunios de Alonso Ramírez va sobre un hombre que recorrió el mundo involuntariamente debido a las múltiples peripecias que sufrió y que a su “regreso” relató su vida a un tal Sigüenza y Góngora, quien después lo recopilaría en un escrito. Ahora parece simple, pero en realidad lo es sólo porque aceptamos todo lo dado por hecho, por ejemplo, que Alonso Ramírez existió cuando, ciertamente, ésta estuvo oscilando entre la certeza y la confusión durante muchos años debido a la difuminada documentación que se recuperó y que se mantuvo hasta hoy. En efecto, sin la obra de Sigüenza y Góngora, quizás el nombre de Alonso Ramírez no nos diría nada.
Evodio Escalante: Los tres pilares
EE: Evodio Escalante
EPP: Editores Primera Página
EPP: Háblenos acerca de alguna de las muchas figuras capitales en su formación como poeta y como crítico. Es difícil, sabemos, referirse sólo a una.
EE: Sí, creo que es difícil sintetizar en una sola figura pero, espontáneamente, al escritor que yo considero más importante en mi vida es, sin duda, José Revueltas. Lo empecé a leer, desde que era niño (sin saber quién era), porque había unos libros de él en casa y, más que eso, porque yo soy generación del 68. No participé en el movimiento porque en ese momento no vivía en el DF pero por formación, gustos e inclinaciones políticas me siento miembro de esa generación. Como ustedes saben Revueltas, no solo como escritor sino como diligente político, como disidente, como intelectual, tuvo un papel simbólico fuerte en el movimiento. Se fue a vivir en esa época a la Facultad de Filosofía y Letras, redactaba manifiestos, intervenía en asambleas cuando lo dejaban hablar (si lo dejaban hablar); luego, la orden de aprehensión contra él y contra otros profesores y estudiantes. Por eso unas semanas permanece oculto. Al fin la policía lo agarra y permanece varios años en Lecumberri sentenciado por su actividad política de izquierda. En fin, permanezco muy cercano a esa figura aunque yo no soy novelista. Me considero crítico literario y, a veces, en ratos libres, poeta. Pero sí, la figura de más peso literario para mí es José Revueltas. Una vez dicho esto también quiero decir que por razones generacionales, esa debe ser la explicación (no encuentro otra), los escritores que más me influyen y tienen más presencia en mí, incuso hasta el día de hoy son, también, Efraín Huerta y Octavio Paz.