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Laurence Anyways (2012), la identidad del quién

Quizás el mayor misterio somos nosotros, desde adentro.

En Beginners (2011), Mike Mills escribe: “Our good fortune allowed us to feel a sadness our parents never had time for” haciendo alusión a un periodo nuevo de introspección sensible a la que tiene acceso la más reciente generación del siglo XXI. En la actualidad parecemos reaccionar como multitud. Gustave Le Bon, un psicólogo y sociólogo francés conocido por su estudio sobre las masas, nacido en los últimos años del siglo XIX, postuló la existencia de una denominada “alma colectiva”, donde se construye una brecha de pensamiento que se diferencia de cada uno de los sujetos que la conforman, es decir, existe algo que une a los sujetos, tanto así que se sigue, por omisión, una superficie de decisiones con la que podríamos no estar totalmente de acuerdo: reproducimos los mismos discursos sin detenernos a reflexionar las variables, los sujetos o las prácticas que se critican o se realizan. Estas ideas, aunque alejadas en la historia, se complementan con otros factores más para explicar una parte de la concepción de normalidad.

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Héroes mexicanos a base de madrazos

Los Juegos Olímpicos de Río siguen dejando secuelas en nuestro país y con ello surge en mí una reflexión acerca de la importancia que tienen los denominados deportes de contacto en México. Probablemente para nadie es un secreto que gran parte de las medallas nos caen en deportes de madrazos (además de en clavados y marcha, naturalmente). Podemos contar ya doce medallas en boxeo, siete en tae kwon do y una en lucha grecorromana, es decir, veinte de las sesenta y siete totales han caído a base de golpes. Limitar la historia de los deportes de contacto a los Juegos Olímpicos sería dejar fuera toda una tradición boxística y de lucha libre que sostienen en lo más alto el nombre de México en el deporte.

Todos los seres humanos, y especialmente los latinoamericanos, estamos llenos de pasiones a punto de desbordarse. En esta región del mundo nos identifica el carácter sanguíneo y el carácter colérico. El estereotipo del latinoamericano es el de una persona intensa que expresa sus emociones abiertamente y, aunque todos los estereotipos están exagerados, sin duda hay algo de razón ahí. Somos pasionales en situaciones de alegría y también de enojo, en México abundan los abrazos y los golpes. Es importante destacar que la violencia existe en cada rincón de nuestro planeta, a tal grado que no puedo nombrar una sola nación que no se haya visto envuelta en alguna guerra, tiroteo o conflicto armado de cualquier tipo.

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«El presidencialismo mexicano» en los tiempos de Enrique Peña Nieto

Casi por tradición ―y de forma inherente―, el día 1 de enero tiene la dicha de conocer, en voz de los más agudos arquitectos discursivos, una nueva manera de comprenderse y mirarse en el mundo. Comienza el año de 1891, un hombre de semblante serio y bigote poblado, nacido en tierra cubana, da a conocer en papel impreso una de las ideas paradigmáticas respecto a la construcción de la República. Nos dice:

“Se entiende que las formas de gobierno de un país han de acomodarse a sus elementos naturales; que las ideas absolutas, para no caer por un yerro de forma, han de ponerse en formas relativas; que la libertad, para ser viable, tiene que ser sincera y plena; que, si la república no abre los brazos a todos y adelanta con todos, muere la república.”

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Exégesis de la herida y otros poemas por Demian Ernesto

Presentamos el día de hoy una selección de poesía de Demian Ernesto, un poeta mexicano joven. Ilustración, como siempre, por Cecilia Saucedo.

Confesiones del libertino

Los poemas más bellos que he escrito

yacen perdidos en mi memoria.

 

Mi madre me enseñó bellas palabras

cuando cortó sus delgadas venas.

 

No tuve padre más que en el anhelo

de un llanto justificado que no llegó.

 

Me educaron mis abuelos y el dolor

de saberme un párvulo solitario.

 

Siempre fui el primero en clase por

las ideas malignas de mi cabeza.

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Muerto por jugarle al verga: hacia un modelo de análisis dramático

Podemos sintetizar la definición aristotélica de la tragedia como un género dramático en el que el protagonista pasa de la felicidad a la desdicha en un cambio de la fortuna, provocando los sentimientos de horror y conmiseración en los espectadores, pues la peripecia acontece no por maldad del protagonista sino por una falla en su carácter -como las que podemos reconocer en todos los seres humanos- ni se trata tampoco de una desgracia ocurrida a una persona eminentemente virtuosa (pues, en este caso, dice Aristóteles, no provocaría horror ni compasión sino un sentimiento de indignación y acaso un efecto de falsedad).

Propongo sintetizar todavía más esta definición aplicando a todo personaje sospechoso de ser un personaje trágico latumblr_static_94naxzie544k48so8oo4sc4kg fórmula facebookera «muerto por jugarle al verga», que consiste en presentar a un individuo cualquiera anunciando que va a hacer algo sorprendente que, por experiencia personal, sabemos que no puede terminar sino en la desgracia. Tradicionalmente, este meme consiste en una primera imagen donde el personaje aparece manifestando un demencial orgullo (la hybris señalada por Aristóteles), que en la parte inferior del meme se transforma en una tumba con el epitafio antes señalado.

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La moral, una fantasía para el olvido por Nullius Ectopos

El conducto por el que pasa la felicidad se atasca al olvidar la moral. Ahí radica nuestra maldad, en el olvido. Sobre todo olvidamos a nuestra mujer, a nuestra novia, a nuestras amigas o amantes. Y la mujer olvida al hombre fiel que alguna vez enamoró su corazón. Prefiere los labios de un hombre viril y guapo. ¡Con qué crueldad humillamos nuestro carácter! La virginidad desde este punto de vista feroz y ridículo, es la razón más importante para olvidar el dolor de la menstruación. El placer de la sangre. ¡Vaya qué gran placer!

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¡Dale intención al texto!

Pasamos por alto reflexionar sobre el significado de las palabras, especialmente en el ámbito académico y profesional: damos por sentado que las comprendemos. Un director de escena le pedirá al actor que «le de intenciones a sus parlamentos», y él entenderá, generalmente, que algunas partes las debe hacer triste, otras enojado, con variaciones de ritmo, tono, etc. Lo mismo sucede con la interpretación y el análisis de una obra… el lector tratará de entender el significado de una escena o de un monólogo, pero pasa por alto la intención.

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Caminos inescrutables y otros microrrelatos de Atilano Sevillano

Una vez más, del otro lado del mundo recibimos una colaboración que es sumamente especial; pues es la primera del género en esta nueva fase de la revista. Presentamos para ustedes seis microrrelatos (o microficciones) del Dr. en Filología Hispánica, Atilano Sevillano:

 

CAMINOS INESCRUTABLES

Su ambición literaria era muy grande. Había escogido el seudónimo de  Miguel de Cervantes (cosa que sus amigos le echaban en cara por no estrujarse un poco la sesera), y se seguiría considerando un fracasado si al final de sus días  no hubiera conseguido escribir aquel  relato, que decía así: “En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero…” La verdad es que el comienzo resulta un tanto pretencioso para un microrrelato de sesenta y nueve palabras.