La Matrix de la postmodernidad ¿Vivimos en una realidad aparente? – Ensayo de Pilar Llada Cienfuegos

En aquel Imperio, el Arte de la Cartografía logró tal Perfección que el mapa de una sola Provincia ocupaba toda una Ciudad, y el mapa del Imperio, toda una Provincia. Con el tiempo, estos Mapas Desmesurados no satisficieron y los Colegios de Cartógrafos levantaron un Mapa del Imperio, que tenía el tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él.

Jorge Luis Borges, “Del rigor en la ciencia”

En la fábula “Del rigor en la ciencia”, Borges ya planteaba la problemática del rigor científico que busca apartarse del sentido literal de lo considerado como “cierto”, para sustituir de manera exacta y detallada la realidad del mundo. Sin embargo, la ciencia (aun con toda la rigurosidad que la sustenta) sólo ha logrado proyectar una representación simbólica de una “supuesta realidad” supeditada a diversos criterios y convenciones que han acabo por distorsionarla, convirtiéndola en una mera simulación de lo real:

Lo único que quizá subsiste es el concepto de Imperio, pues los actuales simulacros, con el mismo imperialismo de aquellos cartógrafos, intentan hacer coincidir lo real, todo lo real, con sus modelos de simulación. […] La ciencia misma ha devenido simulación pura. Lo mismo se ha hecho en Creusot museificando sobre el terreno, como testimonio ‟histórico” de su época, barrios obreros enteros, zonas metalúrgicas vivas, una cultura completa, hombres mujeres y niños comprendidos, con su lenguaje y sus costumbres, fosilizados en vida en una prisión a la vista de todos.

Baudalliar

En este capítulo titulado “La precisión de los simulacros”, Baudalliar comienza precisamente reflexionado sobre la fábula borgiana y cómo los científicos “intentan hacer coincidir lo real, todo lo real, con sus modelos de simulación“, lo que ha dado lugar a que la ciencia misma haya acabado siendo una pura simulación (Baudalliar). No sería posible, por tanto, asumir esta representación de la realidad como una reproducción exacta de la misma, sino como una imagen simplificada y deformada de esta. Para Baudalliar, el hecho de que la ciencia sólo logre reproducir una réplica distorsionada de la realidad se debe a que es incapaz de interpretarla en profundidad, al estar supeditada a las convicciones y concepciones propias del rigor científico.

La cuestión está en que se han invertido los términos de la jerarquía: la realidad ha dejado su puesto a lo que la sustituye, dado que señala el impulso de autonomía de la ciencia respecto de su objeto, de la misma manera que los simulacros de la realidad se separarían de la realidad a la que, en principio, reproducen y de la que, sin embargo, aspiran a independizarse y derrocar “La evolución lógica de la ciencia consiste en alejarse cada vez más de su objeto hasta llegar a prescindir de él: tal autonomía es una fantasía más y afecta en realidad a su forma pura”.

Esta representación figurada que propone la ciencia como “real“ es una realidad sucedánea, más o menos fidedigna, que en ocasiones llega a ser prácticamente indistinguible de la ‟verdadera“ y que ha ido sustituyendo a la original “pues no es raro que las imitaciones lleguen con el tiempo a confundirse con el original“.

El avance de la tecnología ha creado un modelo de sociedad que vive imbuida en una realidad simulada, pero que es considera como real. Esta virtualización de la sociedad se ha convertido en uno de los fenómenos de masas más significativos de la postmodernidad, en la que lo real ha ido transformándose en un simulacro de la realidad dominado por las redes sociales y los medios de comunicación. Estamos, pues, viviendo en una simulación de la realidad, controlados a través de un sistema virtual desde el que se ejerce el control de la sociedad mediante la tecnología. Esta tecnología, cada vez más sofisticada, se ha convertido en un mecanismo de control social, que las élites de poder manipulan para ejercer mayor dominio y vigilancia sobre la población civil.

Ante lo que expone Baudrillard, cabe preguntarse ¿hay exageración en lo que dice? Quizá, pero no tanta cuando se piensa en el número de horas que muchas personas pasan delante de la televisión, “dentro” de un videojuego o navegando en Internet. La pregunta es ¿están en/ ante un mundo real o ante una imagen, un simulacro de esa realidad? La respuesta sería no, si quien recibe las imágenes las toma como “la realidad“ pero, da qué pensar el hecho de que millones de individuos no contemplen la realidad tal como es, como la ven ellos, sino como se la presentan sus líderes de opinión (locutores de radio, influenciadores, editores de televisión o líderes en redes sociales).

Si se piensa desde la otra cara del asunto, lo que nos atrae de esta existencia virtual es, precisamente, que nos evade de la realidad “real“, aquella en la que tenemos compromisos y responsabilidades que amenazan nuestra tranquilidad o felicidad. El temor a la proliferación y pujanza de los simulacros está produciendo un fenómeno opuesto, y a la vez complementario, a este de la sustitución de lo real por el simulacro: una exigencia de lo real, de lo verdadero, de lo vivido.

Quizá sea sintomático de este fenómeno que los directivos de las mayores empresas digitales prohíban a sus hijos la posesión y uso de dispositivos móviles (teléfonos, tabletas, ordenadores…). El extremo de esta precisión de los simulacros, aunque no lo señale Baudrillard, se encuentra como tema preferente en la ciencia ficción. No es casual, sino muy intencional, que en Matrix los hermanos (o hermanas ahora) Wachowsky hagan aparecer un libro (falso, de pega) del filósofo francés, Simulacro y simulación, al comienzo de la trama de esta obra de referencia.


Autora: Pilar Llada Cienfuegos (Madrid, España). Es doctoranda en Literatura Hispanoamericana y graduada en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid, máster en Estudios Hispánicos y máster en Formación del profesorado. Ha publicado varios artículos y un libro en su área académica. Fue profesora de español para extranjeros en España hasta 2017, cuando se radicó en China. Ha impartido clases de Literatura Española e Hispanoamericana en Fujian Normal University durante cinco años y en la actualidad se desempeña como investigadora y como docente en Shenzhen University. Sus áreas de interés son la relación entre la Literatura Española e Hispanoamericana y la herencia hispanojudía y sefardí, con foco en estudios de identidad cultural, mística, raza y etnicidad.

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