Sólo el segundo día pudo detenerse a pensar en el contenido que podría esconderse tras algunos títulos. Leyó: El estreno, Las ideas puras, Andanzas del impresor Zollinger, El estupor y la maravilla…Y luego: El niño que jugaba con la luna, El canto del pájaro, El peregrino ruso… Leía un título y cerraba los ojos. Dado que todavía no le era dado realizar su sueño (leer), lo ensoñaba.
Pablo d’Ors
El sendero de los pinos plateados
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Tañidos con sabor a pan
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La luna, la puta y sus monedas
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La inconfundible voz con que la duela te delata
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Los frutos putrefactos poseen tonalidades exquisitas
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El monte Cézanne
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Potros blancos en la playa
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El dirigible que pasó por nube
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Humo bajo la pérgola
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La antorcha en el océano
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La barba perfumada del asirio
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Horizonte de tinacos
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Al abrigo de la madreselva
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Las alas se quemaron en la nieve
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El biombo y más allá
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Pan sin levadura
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Mendigo del color: brevísima relación del pasajero que, desde la ventanilla, pepenaba excepcionales matices donde nadie más los viera
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Luciérnagas para el naufragio
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La garganta ciega de la noche
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Embijada para el sacrificio
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La peristalsis de la casa
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La mansión de los paisajes craquelados
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Un tibio aliento a medianoche
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Centella mariposa
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Ladridos en jardines alunados
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Edificios-acuarela
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Las runas en el tronco
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Cuando afloraba en el oleaje, brevísima burbuja, el telegrama intercontinental
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Paisajes al carbón
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Mi viejo disco de jazz
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Sobre la lengua del gigante
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La paloma que anidó en el estacionamiento subterráneo
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El pent-house, sus ojos de vidrio
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¿Me preparas un café que sepa a tierra?
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La noche en que el funambulista empeñó su anillo technicolor
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Si un aerolito efervesciera en Coca-Cola…
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La guedeja azul que va dejando el tren
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Lo que me queda de ti es una quemadura en el colchón
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Anatomía desierta
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Una polaroid sobrerrevelada
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Allí, en el vagón, darás con el muestrario de tapetes voladores
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La mujer con el cabello color botella de cerveza
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Buscando no buscar
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Juego de nubes sobre el papel
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El cazador en el zoológico
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El templo de la savia petrificada
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Y la brisa silbaba en el cañaveral
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Una quermés sin Raleighs de chocolate
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Y el relámpago azuló la leche
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El arte de contemplar un librero como si fuera un Rothko
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La trágica pero predecible historia del maniquí que se volvió streaker
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La máscara oscilante
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Los planes que, con respecto a su chihuahua, contempló un matarife jubilado
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Bogando en los canales de mercurio
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De cómo un fotógrafo recuperó la cordura cuando, al perder su Pentax, comenzó a fotografiar con la mente
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Pintar la realidad con la brocha de los ojos
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Frente a un espejo alpino, con albayalde la luna
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Como lo hacéis con el mendigo entonado, fijaos en la bella voz, no en la halitosis, de la alcantarilla
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El vigilante de la mirada inyectada y el cabello engominado
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La sirvienta, sus risas y las maldiciones que espetaba cuando le gruñía la cerda
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La inveterada manía que tenía su trenza de bucear en la sopa
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Las montañas ya no sostendrán el cielo
Autor: Rodolfo Ruiz Vázquez (Ciudad de México, 1987). Narrador que, en ocasiones, ha incursionado en la poesía. En 2011 obtuvo el segundo lugar, correspondiente a la categoría de crónica, en el concurso organizado por la revista Punto de partida. Ha publicado en las revistas Punto de partida, Punto en línea, Narrativas, Nocturnario, Marabunta y Almiar.