Amateurismo profesional: el tercer ludismo, ¡¡¡quijotismo universal!!! (Parte III)

Collage de I. A. Bosco

El amateurismo busca el desarrollo de la conciencia total del individuo y la conciencia crítica de las reglas de la sociedad. El amateur puede darse el lujo de perder. El profesional tiende a clasificar y especializar, a aceptar acríticamente las reglas del entorno. Las Reglas provistas por la respuesta masiva de sus colegas fungen como un entorno omnipresente ante el cual se mantiene plácidamente inadvertido.

Marshall McLuhan, El medio es el mensaje (la traducción es mía)
  • No existe la canción imposible.
  • Toda la música es inherentemente psicodélica.
  • Todas las piezas musicales son un rompecabezas en donde se puede ir de la “A” a la “B” a la “C”, o de la “B a la “C” a la “A”, o de la “C” a la “B” a la “A”. Ayuda recordar que, después de la “Z”, sigue la “A”. 
  • Todas las canciones son parte de una maquinaria (la cual es un laberinto, el cual es el mundo, el cual es un teatro, el cual es un huevo) más grande de lo que ellas son por sí solas. 
  • Todo material musical es conceptual y difícilmente se puede reducir a una sola idea central. 
  • Todo gran proyecto artístico-musical no sólo depende del trabajo duro, sino igual de esa misma conciencia conceptual; ésa es la parte intelectual, meta-poética, verbal de donde nace el arte.  
  • Todo proyecto, banda o agrupación musical es un simulacro poético de lo que sus integrantes imaginan como la sociedad perfecta.
  • Todo el mundo estamos participando de un ecosistema social, incluso si uno se considera fuera de él. Aun así, desde las afueras, la imagen se ve con mayor amplitud y claridad.
  • No hay mejor música que otra, sólo ciertos gustos personales por los cuales uno es en mayor o menor medida sensible. En palabras de Kant: “Las diferentes sensaciones de contento o disgusto obedecen menos a la condición de las cosas externas que las suscitan que a la sensibilidad peculiar de cada persona para ser grata o ingratamente impresionada por ellas”.
  • Así mismo, convivir de cerca, con atención, sobriedad y apertura hacia la música tarde o temprano llevará a la realización de que el desprecio por tal o cual expresión musical tiene más que ver con prejuicios de identidades socio-comerciales que musicales. 
  • El ruido, los experimentos, el contacto con el silencio, no hacer nada, descansar, pajarear, irse a dormir y mientras uno sueña es donde las ideas se desarrollan, donde nacen soluciones y las preguntas más interesantes. 
  • Hay que tocar sin razón alguna, agarrar el teclado o la batería o el clarinete o el saxofón o cantar o zapatear porque sí, los artistas menos creativos siempre buscan justificaciones exteriores para llevar a cabo su oficio y, eventualmente, se oxidan.
  • Un mal carpintero culpa a sus herramientas.
  • La verdad es que a nadie le interesa la música que está “más o menos chida”. 
  • Todos robamos, así que roba y roba bien.
  • La creatividad entrega mejores resultados que el presupuesto.
  • Échale coco a la gráfica, los ofrecimientos culturales empiezan por la educación visual.
  • No saber tocar nada, así como no saber grabar son dos escenarios llenos de oportunidades únicas que demasiada gente niega por presiones externas. 
  • Escribir es la herramienta no estrictamente musical que más beneficia a la actividad de la misma, la otra es leer. 
  • Siempre habrá alguien más técnico, ruidoso, prolífico, experimental, popular y atrevido que tú, eso es liberador. ¡No hay compromiso!
  • Ponte un reto: canta en español.
  • Borges dice que “leer […] es una actividad posterior a la de escribir: más resignada, más civil, más intelectual”. Lo mismo puede decirse sobre hacer y escuchar música.
  • Es sano permitirle a tu subjetividad manifestarse en tu música, mientras no sea la razón principal por la que alguien quisiera convivir con ella.
  • Muchos artistas confunden tomarse en serio con ofenderse fácilmente.
  • Lo peor que te puedes proponer como artista es hacer tu mejor trabajo hasta que seas popular, mucha gente abandona el oficio cuando no se les está aplaudiendo y repitiendo su nombre de regreso. 
  • En el tarot, “El Mago”, al revés, se convierte en “El Malabarista”, “el Saltimbanqui”, aquel que con trucos se deleita en distraer y manipular a quienes ve como menos. Aquí, el objetivo de su búsqueda pasa de la sabiduría al poder; una trampa en la que cae demasiada gente con talento. 
  • Lo peor que le puede pasar a dada expresión musical no es desaparecer, sino vivir indefinidamente zombieficada
  • Mainstream” y “underground” son términos que describían a un mundo que ya no existe, aquel entre la Segunda Guerra Mundial y la aparición del internet. Actualmente su invocación es nostálgica, inocente y en sus peores iteraciones, terca y militarezca.
  • Una de las misiones es despertar aquello que siempre se encuentra presente en la música pero que se le niega cotidianamente por presiones de comercialización y publicidad.
  • Remover obstáculos y distracciones se extiende de lo físico a lo emocional. El obstáculo emocional más común es la insinceridad. Uno debe permitirse vulnerabilizarse, ello es algo muy íntimo que no se puede forzar; uno debe estar dispuesto a perderlo todo, es un proceso de destrucción que deja, a su paso, un jardín. Es como la estela que deja un cometa a su paso.
  • Cuenta bien tus cartas, identifica el bluff, no rechaces los aplausos, aprende a ceder el spotlight, no cuentes todos tus mejores chistes en una sola noche y agradece el momento. 
  • El ser humano es demasiado complicado para pretender erigir artes y filosofías simplistas como representantes de nuestra existencia en este mundo. En palabras de Spinoza: “Todo lo excelso es difícil como raro”.
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