En el afán de tener control sobre cada cosa en su vida, Javier planificaba a detalle cada actividad por realizar, había presupuestado cada segundo con el fin de lograr cada uno de sus muchos objetivos: estudios, trabajo, deporte, incluso el tiempo con los amigos y pareja, los cuales estaría por conocer según su agenda. Cada día revisaba nuevamente lo decidido y, dependiendo de sus nuevos intereses, cambiaba ligeramente su plan de vida. Nunca estaba conforme, pues había demasiado que hacer y el tiempo era limitado, por lo tanto, todo debía encajar a la perfección.
Una noche, particularmente silenciosa, a tal punto de no saber si una idea había sido pensada o dicha, al modificar su proyecto por millonésima vez, finalmente quedó satisfecho al leerlo. Eufórico, saltó de su silla. Ahora lo único que restaba era ponerlo en práctica. Se dirigió hacia el estante donde reposaban sus libros y con espanto se dio cuenta de que un anciano estaba observándolo. Aún confundido le preguntó con amabilidad la razón de su presencia, pero en lugar de obtener una respuesta, horrorizado se percató de que, mientras dejaba caer sus apuntes al suelo, le estaba hablando a un espejo.
Autor: Roberto Aguilar (San Salvador, El Salvador, 1994). Escritor autodidacta, con textos publicados por Revista Brevilla, Revista Crisopeya, Revista Digital Cisne, Primera Página, E-Axolotl y R-A Editores. Seleccionado para la antología Letras 2022 (Revista La Oca Loca). Autor del libro de cuentos Pétalos de Izote (R-A Editores). Finalista en el 12° Certamen “Picapedreros” de Poesía, Microrrelato y Guión.