Coral Bracho: Cuatro miradas para (re)velar el mundo

Acercarse y descorrer el velo. Trazar un bosquejo del mundo para después desdibujarlo. Acariciar el instante desde cada uno de los sentidos. Congelar el tiempo para velar y observar la vida que se nos presenta frente a los ojos. Estas y otras tantas ideas nos asaltan al encarar la poesía de Coral Bracho (México, 1951), poeta mexicana con más de cuatro décadas de trayectoria, casi una veintena de libros publicados y ganadora de reconocimientos tan importantes como el Premio Xavier Villaurutia (2003) y el Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines-Gatien Lapointe (2011).

Material de Lectura, colección publicada por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), presenta como parte de su nueva época una antología que recopila un caleidoscopio poético seleccionado por la propia autora. Esta edición, acompañada por la certera introducción de la poeta Verónica Murguía, nos despliega una muestra del trabajo de una de las poetas más originales y reconocibles de su generación. 

En cada verso se encuentra configurada una mirada siempre atenta, incisiva, sugerente, capaz de retratar el espacio que nos rodea para después arrojarnos a él con el implacable gesto de quien descorre una cortina con el propósito de enfrentarnos al mundo que habitamos, desde cada uno de sus rincones.

I. Instante

La fugacidad devora el instante. Sin embargo, Coral Bracho detiene el tiempo para perpetuar la inmediatez de un presente que se despliega a lo largo y ancho de sus versos. La poeta representa el instante desde la metáfora de una avispa sobre el agua, en donde el tiempo simboliza el perpetuo manto acuífero en que se posa el insecto. En la brevedad del instante, la figuración nos permite acercarnos a la incertidumbre y a la “transparencia inextricable” que configura su poesía.

La piedra
que va a caer

cambia el pozo
y el agua
que inexorablemente, en su descenso,
la alteran.

Coral Bracho, Material de Lectura, Poesía, UNAM, p. 29

En ese espacio atemporal, Bracho retrata la belleza desde lo estático, en donde cabe una piedra en el aire antes de caer al pozo, las sombras proyectadas por un amanecer o una ráfaga corriendo por el río. La descripción de lo inmediato recuerda la fugacidad y se adueña de ella para darle su valor justo antes de transformarse en irremediable silencio.

Dentro de este tema, la poeta también aborda las implicaciones del instante y sus consecuencias. La piedra que cae altera el agua del pozo y viceversa. La poeta nos fuerza a presenciar lo terrible e irremediable frente a la imagen: un perro que ataca a una mujer con un niño en brazos. Un instante basta para cambiarlo todo. Igual que la piedra en el pozo, tampoco volveremos a ser iguales.

II. Sensualidad

Una caricia recorre impetuosa. Como comenta Verónica Murguía en su nota introductoria, la sensualidad en la poesía de Coral Bracho supera los límites del amor sexual. El erotismo cobra nuevas dimensiones frente a una concepción en la que el eros (amor sexual) y el ágape (amor reflexivo) convergen para crear pulsiones, sensaciones, deseos, más allá de los cuerpos humanos.

Sé de tu cuerpo: los arrecifes,
las desbandadas,
la luz inquieta y deseable (en tus muslos candentes la lluvia
     incita),
de su oleaje:

Coral Bracho, Material de Lectura, Poesía, UNAM, p. 18

La arquitectura, humana y natural, se vuelve apetecible bajo la mirada de una sensualidad exacerbada que iguala las líneas de un edificio o el curso de un río con los contornos de un cuerpo. Así, la aspereza de las piedras adquiere la textura de la piel, las hiedras de las paredes de pronto se tornan ansiosas y lascivas, el agua del río se manifiesta sedienta y el fulgor de las hogueras se aproxima ardiente a la lectura y al lector.

Cada uno de los sentidos toma partida en la construcción de una imagen erotizante del mundo, que le insufla vida a objetos inertes que se mantienen estáticos hasta ser tocados por la mirada de la poeta. Con el movimiento de lo inanimado, el encuentro amoroso abandona las características del contacto sexual para convertirse en un episodio sensorial. La visión se funde con el oído, el tacto, el olfato y el gusto.

En el crisol de la sinestesia poética, el mundo se expande y reconfigura nuevos horizontes: olores oscuros, sombras aromáticas, pasos tibios, vapores azulados, rumores agrios. En la sensualidad de este nuevo ámbito, lectoras y lectores, encontramos otras formas de habitar, desde el espacio donde moramos hasta nuestros propios cuerpos.

III. Contemplación

Una mirada escudriña el misterio. La contemplación es el mecanismo que permite poetizar el mundo desde su cotidianidad, desde el paso del tiempo, desde la luz y su sombra; la vida se revela para quien dedica atención a sus detalles. En la poesía de Bracho, la contemplación cobra un rol fundamental. Más allá de sugerir un afán pasivo frente al acontecer de las cosas, el yo lírico se muestra expectante, con una intención cuestionadora, que nombra, que categoriza, que manifiesta y delinea el espacio que le rodea.

En esta oscura verdad
que abre sus mantos y sus ebrias mareas para protegernos,
que abre sus alas tristes para ahuyentarnos,
para decir que sí,
que caiga esa lluvia fina frente al umbral;
que caiga como aleteo, como irrupción brevísima.

Coral Bracho, Material de Lectura, Poesía, UNAM, p. 10

La presencia de un pájaro caminando por el asfalto es suficiente para incitar la comparación con un gato, con un arbusto; reconocer sus nombres, sus territorios, basta para distinguir el carácter único de lo que se mira.

Avalanchas de imágenes surgen de esta contemplación. Cada fenómeno es un pretexto para explorar el mundo, su fondo y sus formas: el descenso a una mina; un otoño lleno de hojarasca; niños o niñas corriendo; el rocío de un aspersor. Todo se funde en una interrogante que interpela a su público, pues lo vuelve más sensible, más perceptivo.

La pregunta, finalmente, nos lleva hacia nuestro interior. Ahí, la poeta contempla su propia memoria herida por el paso del tiempo. En ella, observa un alambre hecho de huecos y esquirlas. De nuevo la voluntad por nombrar se convierte en salvavidas. En medio de cada uno de los vacíos del recuerdo, la contemplación del paso del tiempo dentro de un poema resana palabras en todos sus recovecos.

IV. Realidad

La realidad asalta el silencio. El plano onírico se resquebraja ante la imagen de un mundo recrudecido y terrible. El yo poético se enfrenta a la implacable violencia de una sociedad que consume, esclaviza, arrasa, destruye. Aun con ello, en palabras de Verónica Murguía, Bracho no se desentiende de las heridas del mundo. La poeta encara el devenir histórico con valentía y con una voz firme de denuncia.

Nunca, ni en sus más adversos presagios,
pudieron imaginarnos aquí,
en este delgadísimo filo,
precario y delgadísimo filo
del abismo.

Coral Bracho, Material de Lectura, Poesía, UNAM, p. 15

La crítica social formulada en estos poemas es siempre aguda y precisa. El fenómeno migratorio es representado desde la metáfora del tren, de una máquina que avanza frenética como un animal desbocado. El miedo y la ansiedad se hacen tangibles en el ritmo agitado de los versos que escenifican el ruido y la violencia del avance de un tren que huye perseguido por una entidad monstruosa e invisible.

Por momentos, el cuestionamiento y la denuncia adquieren tonos de acidez e ironía. Con una mirada casi sardónica, el yo lírico cuestiona la lógica de un sistema económico incapaz de prever sus propias acciones y consecuencias. Frente a nuestros ojos desfilan la esclavitud, la caída de las leyes, el calentamiento global. Nadie previó la insaciable voracidad del ser humano.

Mientras tanto, ¿en dónde quedan situados el lector y la lectora? En primera fila, atestiguando el andar del tren, la fila de burros cruzando la frontera, el derretimiento de los polos, los bosques en llamas. Ese último rincón del mundo se destapa de golpe y Coral Bracho decide arrojarnos de bruces a una realidad que se tambalea al borde del abismo.

Así, cada uno de estos cuatro apartados permite que los versos de la poeta capitalina reconfiguren perspectivas y abran posibilidades que nos impresionan por su fuerza y su autenticidad. Cada una de las miradas queda vertida desde la selección hecha de la autora, quien de un vistazo nos muestra el original entramado donde se construye su universo poético.

Para conocer más sobre él y sobre la creación de Coral Bracho, puedes adquirir Material de Lectura en las librerías de la UNAM o bien en la tienda digital de Libros UNAM.

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