El banquete de los dóciles – Poemas de Felipe Manuel Ezeiza

Provincia del anochecer

En este poema hay un gato negro
y lo miras desde tus sueños
al notar que conoces sus ojos
él también sueña contigo
y están sentenciados a viajar juntos
por un laberinto infinito

mientras cae fango de tu voz
recitas moldeando escaleras diminutas
son ciudades     las palabras     tocándose para reconocerse 
cayendo en un estado ininteligible a través del aliento

 —el gato en las sombras no ha parado de mirarte—

son  murallas    las palabras     tantísimas
indagando en el objetivo de su existencia:
florecerán y marchitarán
serán vida y luego inmensidad atrapada en el frio 
bajarán arremolinadas a los dientes de tu espíritu 
esperarán el signo de ebullición     llorando adentro 
avanzando en un palpito ciego
tan lejos que no escucharás nada

empobrecidas 
intentando asegurar la permanencia de su especie

al igual que ellas
debes tomar una decisión 

en este poema esta lloviendo
¿a dónde llevarás el gato?

*

Luces del bosque ocre

A mi me heredaron 
palabras de páramo y trazos de pájaros

me dieron muchísimo 

ternura y colmillos 
un ojo sin dios lleno de lunas
caballos de madera
una palabra para doblegar la tormenta
un San Onofre del maestro Florencio 
la casa dormida en la lluvia 
y algo inquebrantable en la mirada

no tengo más

con eso atravesaré la vida. 

*

amor     criatura     amor 

Recorrimos el pueblo 
alrededor de las gentes y sus cosas  
un anciano dormitaba en la esquina de la catedral con un gesto tristísimo 
también      en la grama de la plaza      vimos a un escarabajo Hércules
con sensación de irrealidad 

Niños con patines y bicicletas  
el viento mueve las hojas y tu cabello
hablas con fascinación del sol que encanta a las copas de los arboles
cómo se filtra el brillo en infinitos caleidoscopios     y nos envuelve

El mundo acontece ensimismado 
aprendemos a escribir con una voz de los tiempos terribles
uno dice poco en el poema     a veces      nada

Tú eres la flor que reguardo entre líneas.

*

El banquete de los dóciles 

Un animal sin rostro ni pezuñas
sabe que en el interior del plexo entretejido
retoñan arboles frutales

canta
danza sin compañía 
trepa por la pomarrosa
guama muerde nubes 
come lechosas mangos y granadas
que abundan en la fronda amurallada 

el viento
apenas un graznido 
tambaleándose entre las hojas 

sin palabra alguna
un diente de león
esperando

yo también estoy solo.

*

Nota al pie de la torre

Arriba
     ¿es lo que imagino?
Se puede ver un manto
las antiguas fortalezas
el lugar de los nísperos y las guayabas.

Dime
tú que lo veías todo
¿no los viste llegar?
La noche que prometiste cuidarnos
cerramos los ojos por primera vez
y con los ojos cerrados
hicimos un nuevo lenguaje
con los ojos cerrados fuimos el beso
tendimos las camas
los cuerpos sobre ellas
y los sueños nos unían.
Tú juraste alertar del peligro
pero cuando el odio y su terror llegaron
te quedaste callado, indiferente, muy quieto…

¿Tuviste miedo?

Sentiste lo que yo siento bajo las uñas
bajo los dientes
¡El maldito animal que se retuerce atrás de los ojos!
¿Qué ves en los restos del hogar destruido?
Centinela
no llores
no temas
te perdonamos.

*

El final de lo salvaje

Lejos de las azucenas
sellé el destino de mi estirpe
[algunos nuberos reposaban en las colinas amarillas]
Al borde de su forma
enterré la cornamenta 
de los padres     de los gestos     de mis padres
perdoné lo imperdonable
no sé          si fue correcto

Me desconozco. 

*

Insania

En los ojos del rey caído
viajé por las rebeliones 
en sus sueños

vi miles de colores 

en  las ruinas del reino
oculté la semillas

pronto crecerán arboles frutales
y habrá lluvia 

aseguramos un tiempo para la ternura
aquí los hombres comen zamuros.  


Autor: Felipe Ezeiza (Los Teques, Venezuela, 1999). Integrante del grupo Habitantes de la Calima. Ha diseñado y aplicado talleres de escritura creativa para niños y adolescentes, además de talleres enfocados en la construcción de bestiarios, y haikú. Mención publicación en el 6to concurso nacional de poesía joven Rafael Cadenas. Ganador del 5to concurso nacional de poesía joven Hugo Fernández Oviol. Ha participado en el Dossier de poesía venezolana de la Revista Kametsa, y en las antologías: Sequía (Editorial Senzala, 2020), Elogio a la brevedad (Túnel Diez ediciones, 2020), I Premio internacional de poesía Bruno Corona Petit (Ediciones Palíndromus, 2021).