Los rumores son ciertos: tengo un cuerpo.
@barbariana
He pensado en mi cuerpo; una y otra vez en mi pensamiento me encuentro con él (ella). Algunas veces se trata de un repaso a mucha conciencia y otras tantas es más bien como una imagen que aparece, pero es inapreciable, recóndita, turbia. La idea de mi cuerpo me acompaña y se altera constantemente dependiendo de prácticamente cualquier cosa: un traguito de café, un cambio de luz o un estado de ánimo, sobre todo ante otro cuerpo, ante otros cuerpos. He pensado en mi cuerpo y he sentido vergüenza, extrañeza, placer, sospecha y risa. He pensado que es un cuerpo, que es mi cuerpo y que es muy bello. Que no es mío. A veces lo pienso porque me duele una parte, pienso que mi cuerpo son partes, pero también es uno. Mi cuerpo me ha dolido y me dolerá, eso pienso. He pensado en mi cuerpo y en su (mi) deseo. En su misterio profundo lo pienso y, además, he pensado en los cuerpos de los demás.
Ya no sé cómo era antes, pero así es ahora: mi cuerpo, la idea de mi cuerpo, los cuerpos de los otros y el cuerpo en general son ya máximas de mi sentipensar cotidiano. Sé también que no soy la única.
En julio del año pasado, reputado 2020, la Plataforma de Imágenes Contemporáneas (PICS) inauguró su tercer proyecto expositivo llamado Permanencia voluntaria. Se trata de su primera exhibición digital, la cual reúne diecinueve actos performáticos a partir de su registro visual y en algunos casos auditivo, que presentan y representan diversas formas de culto al cuerpo. La exposición se aloja en el sitio web de PICS. Se trata de un archivo descargable con día específico de inauguración, pero sin fecha de cierre: incesante archivo de muy chulo diseño.
Esta muestra responde al contexto de la crisis sanitaria, al estado de nuestros cuerpos ante las amenazas del virus y sus distintas consecuencias e implicaciones. Aquí, la intimidad y lo doméstico, los nuevos personajes principales de nuestras vidas, aparecen para repetirnos otra vez uno de los más sagrados mantras de la contemporaneidad: “lo personal es político” (lo personal es político, lo personal es político, lo personal es político).
El archivo descargable Permanencia voluntaria es el repositorio de los actos performáticos que celebran a los cuerpos y sus manifestaciones, a la par que denuncian condiciones de precariedad en el México del presente. También recoge un conjunto de entrevistas sobre las condiciones creativas de los participantes, quienes responden sobre los cambios en su quehacer artístico, su cuerpo y sus ideas de intimidad durante los primeros meses de la pandemia. Además, el archivo incluye seis recetas de cocteles para probar en casa.
Las ceremonias corporales que se registran en Permanencia voluntaria resultan de un entramado entre la cultura drag, las industrias del espectáculo y la cotidianeidad. Recorrer el documento es acontecer un ir y venir entre el performance y el cabaret, quizá desde la intimidad de una habitación. “Las figuras del fotógrafo y el artista comparten camerino con las del influencer y la drag”, escribe César González-Aguirre, curador de la exhibición.
A lo largo de la exposición se muestran cuerpos en circunstancias variopintas: fragmentos de cuerpos, cuerpos indefinidos, cuerpos incómodos, cuerpos que danzan, que posan, que interpretan. Cuerpos que intervienen y son intervenidos. Nos topamos ante una síntesis de carne, show, lágrimas, maquillaje, también ante un cuerpo montado en un carrito de súper. Pienso en todos estos cuerpos que miro en un acto voyerista y pienso también en el mío. Mirar otros cuerpos es un acto indiscutiblemente poderoso, pero ser mirada también lo es.
En Permanencia voluntaria queda claro que el encuentro entre cuerpos no puede anticiparse, incluso cuando se da a través de una pantalla. Mirando me afecto impredeciblemente y además me inspiro, algo acontece que me rebasa. El cuerpo propio y el de otros es inspirador, alude a más. La muestra audiovisual es prueba de que musa y sumisa nunca serán sinónimos; la agencia de quienes observamos no puede serles arrebatada, les es propia por más que en la performatividad haya una entrega.
De repente ya no sé qué decir, pienso en mi cuerpo y no sé qué es lo que pienso. Intento escribir en búsqueda de que algo que desconozco se manifieste. Pienso en el momento que vivimos, uno en donde las confluencias entre cuerpo se han transformado e incluso han quedado privadas. Permanencia voluntaria es para mí un intento por hacer aparecer nuevas formas de encontrarnos con otros cuerpos y de manifestar los propios; como un espacio en donde los afectos vedados pueden tomar forma. Por el momento afirmo lo siguiente: atender y abordar al cuerpo es complicado, pero excluirlo de nuestros discursos sería aniquilador. Me quedo aquí, pensando en mi cuerpo y en los cuerpos de los demás.
¿Qué más sino el cuerpo?