Encajar dentro de un círculo es difícil. Debes adaptarte a las opiniones expresadas y adoptarlas como propias, de lo contrario puedes ser visto como un bicho raro y automáticamente eres puesto del otro lado de línea para que los demás vean que eres diferente. Sin embargo, el pensar distinto a los demás y expresarlo siempre será un acto subversivo que servirá a otros a seguir tu ejemplo para no dejarse manipular.
Alice Waddington filmó Paradise Hills, una película acerca de cómo lo políticamente correcto vuelve robótica a la gente, al repetir lo mismo con el objetivo de no ofender o lastimar susceptibilidades y siempre en busca de encajar enfrente a los demás.
Uma (Emma Roberts) es una chica en un futuro distópico donde las clases sociales están separadas en Uppers (gente con dinero) y Lowers (gente sin dinero). Ella es una Upper que se enamora de un chico Lower y es forzada por su madre a casarse con alguien a quien no quiere. Para cumplir esta imposición, su futuro esposo le pide que vaya a un curso en un lugar apartado donde le enseñarán a ser más sumisa y obediente para evitarse problemas en su nueva vida… algo así como para no desentonar dentro del círculo social en el que pronto se moverá. En Paradise Hills, lugar llevado por La Condesa (Milla Jovovich),enseñan a las mujeres a ser todo lo que no son. Ahí, Uma encuentra a Amarna (Eiza González), una cantante de música pop que se ha comenzado a cansar de su carrera y fue ingresada ahí por su compañía disquera para «ayudarla» a aceptar su condición de estrella. Pronto, Uma y Amarna se enamoran y tendrán que luchar contra los extraños sucesos de este lugar… además de las desapariciones de sus compañeras.
El diálogo pudo haber sido feminista en exceso, sin embargo la directora supo cómo mantener un balance entre un discurso de empoderamiento femenino y un mensaje aún más general acerca de cómo no cambiar lo que realmente eres por nada, ni por nadie y mucho menos para encajar en un grupo social. Esto es interesante porque lo hace de manera muy discreta y dentro de una historia de ciencia ficción, envuelta con muy buenos sets y vestuario. Muy parecido a historias que ya hemos conocido como The island, The Stepford wives, Hunger games y la película noventera, Disturbing behavior. La historia en sí misma no presenta una gran novedad, pero la forma en la que se nos presenta es muy original, pues tiene frescura y es innovadora.
El discurso es revolucionario, pero tampoco se decanta por desarrollarlo demasiado. Se enfrasca más por la historia de amor de este trío trágico bisexual. Hay juegos de traición y un subtexto de horror vampiresco que la hace estar dentro del Festival de Mórbido.
Paradise Hills es una propuesta bastante interesante, muy bien hecha, filmada y actuada por todas sus actrices, incluso la mexicana Eiza González, a quien me dio gusto ver en un papel relevante, no de ayuda doméstica o latina segregada (como siempre lucimos), sino como parte de los personajes centrales.
De manera general, la ópera prima de Alice Waddington es algo destacable por su elenco, su producción y discurso, pero cae en clichés del género de los cuales no puede escapar. Incluso así es disfrutable para una buena tarde de películas, para los fans de sus actrices y del género. Pero como siempre escribo: amplíen su criterio y hagan su propia opinión.