«Esto ya no es poesía»
Después de la Primera Guerra Mundial y de las vanguardias, la poesía ha tomado caminos tan diversos como poco convencionales. Sin embargo, a pesar de un siglo de experimentación y diversificación, mucha gente aún considera como poesía únicamente a aquella que se encuentra en los libros, impresa en una página. Incluso hay quienes llegan a los extremos de declarar que de no ser un verso medido, no se le puede considerar como tal.
No han sido pocos quienes han reflexionado sobre esta distancia de formas entre La Poesía y los nuevos caminos que los poetas del siglo XX (y, por extensión, los del XXI) recorren. José Emilio Pacheco, por ejemplo, escribe en este poema su reconocimiento al verso libre como materia de los mejores textos de su tiempo, a pesar de aceptar el desconcierto que éste puede causar en los lectores.
Disertación sobre la consonancia
Aunque a veces parezca por la sonoridad del castellano
que todavía los versos andan de acuerdo con la métrica,
aunque parta de ella y la atesore y la saquee,
lo mejor que se ha escrito en el medio siglo último
poco tiene en común con La Poesía, llamada así
por académicos y preceptistas de otro tiempo.Entonces debe plantearse a la asamblea
una redefinición que amplíe los límites
(si aún existen límites);
algún vocablo menos frecuentado por el invencible desafío de los clásicos.
Un nombre, cualquier término (se aceptan sugerencias)
que evite las sorpresas y cóleras de quienes
–tan razonablemente– leen un poema y dicen:
«Esto ya no es poesía.»— José Emilio Pacheco, en No me preguntes cómo pasa el tiempo (1969).
Aún hoy aquel desconcierto es frecuente con cada límite que la poesía rompe, con cada paso que se aleja de aquellas formas canonizadas. Por eso esta nueva sección en mi columna, para algunas de aquellas obras que desde la periferia seguramente les harán pensar: «¡Esto ya no es poesía!»
Brion Gysin
Brion Gysin nació en Taplow, Inglaterra, y posteriormente llegó a París para estudiar en la Sorbona. Fue en esta ciudad donde, a los 19 años, en 1935, sus cuadros fueron descolgados por órdenes de André Breton, momentos antes de comenzar la exposición surrealista donde aparecería al lado de otros artistas como Giorgio de Chirico, Marcel Duchamp, Picasso, entre otros.
Más tarde, en esta misma ciudad, enseñó a William Burroughs el método que después se popularizó con el nombre de cut-up, mediante el cual Gysin escribió un libro en 1960, Minutes to go. A pesar de ser él quien redescubrió este procedimiento, originalmente dadaísta, es el nombre de Burroughs y el de sus novelas de los años sesenta los que tenemos presentes cuando se piensa en este método.
Gysin a menudo entrelazaba en su trabajo las distintas disciplinas que practicaba (pintura, poesía, novela, arte sonoro, etc.). En particular con la poesía sonora ocupaba la grabación en cinta, el cut-up, y la permutación; todo aunado a la búsqueda experimental y el deseo lúdico que caracterizó toda su obra.
Sus trabajos de audio cut-up juegan con el tiempo, con la yuxtaposición de palabras y sonidos, como sucede en «Vocal cut-up» y en «Pistol poem»:
🔊: «Vocal cut-up»
🔊: «Pistol poem»
En los poemas cuya base es la permutación, su objetivo es agotar todas las variaciones de una frase, alterando, sin límites, el orden de sus elementos. Ejemplo de estos son «I am that I am», que permuta la frase bíblica «yo soy el que soy» y que la acelera mientras modula la inflexión del sonido con el que varia la frase hasta acabar en silencio. A este método recurren también «No, poets don’t own words» y «Junk is no good baby».
🔊: «I am that I am»
🔊: «No, poets don’t own words»
🔊: «Junk is no good baby»
No es extraño que trabajos así pongan en crisis nuestro concepto de poesía; desde el momento en que su soporte es sonoro nos resulta extravagante, ya que el formato escrito es lo que predomina en la poesía desde el renacimiento. Sin embargo, es precisamente a partir de esta cualidad física (el sonido) que Gysin construye el poema, aplicando a esta materialidad procedimientos que importa desde las artes plásticas. Así, la génesis de su poesía sonora (al igual que la de sus textos) muchas veces es análoga a lo del collage en la fotografía.
La poesía es en todo momento dialógica con otros géneros (pensemos en el teatro en verso, o los emblemas, como ejemplos sencillos). Dice el crítico y profesor de inglés de la Universidad de Virginia, Jahan Ramazani, que aunque los poemas nacen de la respuesta a una tradición, el poema es a partir «del eco, de jugar, refigurar, aumentar, deformar, invertir, combatir, hibridizar y comprimir formas extrapoéticas del lenguaje», de forma que para ingenios como el de Gysin, las fronteras del poema se difuminan y disuelven con las de otras formas de arte.
** El acervo sonoro de Brion Gysin puede consultarse aquí.
Autor: Jorge Galindo (Xalapa, Ver., 1991) es compositor de canciones. Ávido lector de poesía, se ha acercado a los estudios literarios con el interés de analizar la canción como parte del fenómeno poético. |