Richard Brautigan (1935 – 1984) fue un escritor estadounidense conocido por formar parte de la Generación Beat. Nació en Tacoma, Washington en el seno de una familia proletaria y, debido a la pobreza, pasó gran parte de su infancia y juventud recorriendo junto a su familia el territorio estadounidense en busca de oportunidades.
Después de pasar un tiempo en el psiquiátrico por padecer principios esquizoides y episodios de extrema depresión, se marcha a San Francisco para dar inicio a una carrera literaria que se centró en la narrativa y en la poesía.
Este “libro” de Richard Brautigan que hoy presentamos fue publicado por primera vez en marzo de 1968, siendo la cuarta publicación de poesía de Brautigan. Escribo “libro”, puesto que no era un libro como tal: Brautigan imprimió estos poemas al reverso de ocho pequeños paquetes de semillas colocados en un pequeño contenedor. Cada poema corresponde a las semillas que incluye el paquete. Esta edición fue realizada por el impresor Graham Mackintosh.
El número de ejemplares de esta edición es desconocido; sin embargo, se cree que fueron alrededor de 1500 – 5000 ejemplares, destinados para ser distribuidos de manera gratuita.
Dado que Brautigan sentía una enorme pasión por la manera en la que sus obras solían ser presentadas a la hora de ser impresas, se cree que tenía un orden preciso para estos poemas-semillas, pero no hay nada que nos indique el orden específico.
(La traducción de estos ocho poemas de Richard Brautigan que hoy presentamos corre a cargo de Marco Antonio Toriz Sosa. Puedes revisar las versiones en su idioma original dando click aquí).
FLORES NATIVAS DE CALIFORNA.
En esta primavera de 1968 con el último
tercio del Siglo Veinte,
viajando como un sueño que es dirigido hacia su
propio final, es momento de plantar libros,
transportarlos a la tierra para que
flores y vegetales puedan crecer
de sus páginas.
MARGARITAS.
Ruego porque en treinta y dos años
aquellas flores y aquellos vegetales
rieguen el Siglo Veintiuno
con sus voces diciendo que
alguna vez fueron libros convertidos
en Vida por manos amorosas.
CALÉNDULA.
Mis amigos se preocupan y hablan
al respecto. Me hablan del fin
del mundo, de oscuridad y desastre.
Yo siempre los escucho con suavidad y luego
digo: No, no va a terminar. Esto
es sólo el comienzo, como este libro
que es sólo un comienzo.
LOBULARIA MARÍTIMA.
He decidido vivir en un mundo en donde
los libros se convierten en miles
de jardines con niños jugando
en los jardines y aprendiendo las sutiles
formas de las cosas verdes que crecen.
PEREJIL.
Agradezco la energía, los dioses
y el teatro de la historia que nos trajo
aquí hasta este momento con
el libro en nuestras manos, llamando
al futuro por una verde
y brillante colina.
CHAYOTE.
El tiempo es idóneo para mezclar oraciones
oraciones con sol y polvo
con lluvia puntuando los
verbos, y gusanos que tomen
la forma de signos de pregunta y
estrellas para que brillen sobre los sustantivos
en ciernes y el rocío para abultarse
en los parágrafos.
ZANAHORIAS.
Creo que la primavera de 1968 es un buen
momento para mirar en nuestra sangre y
ver donde nuestros corazones fluyen
como esas flores y vegetales
que verán sus corazones a diario
y verán al sol reflejando como un
gran espejo su deseo de vivir
y ser hermosas.
LECHUGA.
La única esperanza que tenemos son
nuestros niños y las semillas que les damos
y los jardines que plantamos juntos.
Autor: Marco Antonio Toriz Sosa Estudiante de Letras Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Escribe cuento, poesía y, a veces, crónica y ensayo. Sus cuentos y poemas han aparecido en las revistas Primera Página, Osario, Punto de Partida UNAM, Círculo de Poesía, entre otras. |