Y mi cuerpo no ha muerto es mucho más que el título con el que ha sido nombrada esta primera intención por reivindicar íntegramente el trabajo poético de Adriana Cupul Itzá. Ese verso contenido en “Adriana me diría o dolería a muerte”, uno de los poemas más memorables de la poeta bacalarense, nos habla más allá del tiempo y de las circunstancias que hicieron que la vida de la joven promesa de la lírica quintanarroense se esfumara a los veintiséis años en consecuencia de un trágico accidente automovilístico en el 2005.