Ilustración de Carlos Gaytan
El ideal
El dinero, en sus expresiones más complejas, rige el modo de vida de los países occidentales. La publicidad no sólo sirve para vender un producto, sino para extender los alcances de un sistema. No quiero invertir en Bitcoin y ser cómplice del deterioro ambiental que resulta del consumo eléctrico de esta red económica que representa el punto más perfecto del liberalismo; no quiero invertir en Forex cuando la mayoría de los estados atraviesan la crisis que ha provocado la desregulación del mercado; no quiero quedarme con las migajas espaciales de Bezos ni con las innovaciones capacitistas de Musk. El punto principal es que parece no haber formas concretas en las que uno pueda reproducir su existencia material —trabajar, ganar dinero, comer para volver a trabajar después— sin favorecer el modo de producción que ha causado que la riqueza se encuentre en manos de unos pocos.