¿Quién comete más crímenes violentos, los hombres o las mujeres? Las estadísticas confirman, año tras año, que los hombres (nueve de cada diez reclusos en España, por ejemplo, son hombres). Ahora bien, ¿quiénes son las víctimas más numerosas de dichos crímenes? Nuevamente, los hombres. En 2017, el 80% de las víctimas por homicidio fueron hombres, según un informe de la ONU. Sin embargo, la percepción social es muy distinta. Dana M. Britton, en su libro The Gender of Crime (2011), cuenta cómo se tiende a pensar que las mujeres sufren más delitos que los hombres. Esto repercute directamente en la sensación de seguridad de las mujeres en las ciudades; así lo confirma las encuestas de victimización como la realizada anualmente por el Ayuntamiento de Barcelona. No tenemos más que dirigir nuestra mirada a la pantalla: géneros como el slasher (películas sobre asesinos en serie) o el thriller se recrean en la muerte de las mujeres (tardan el doble en morir), a quienes humillan y reivindican simultáneamente. Esto cristaliza en la ambigua figura de la final girl. ¿Por qué percibimos la muerte femenina de una manera distinta?
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Masacre en Teques: regresa el «slasher» noventero mexicano
En 1962, La chica que sabía demasiado fue la primera película del género giallo que dirigió Mario Bava. Después fue Darío Argento quien con Suspiria inmortalizaría el género. A finales de los años sesenta, un director americano llamado John Carpenter tropicalizó el género creado por Bava y por tanto nació el slasher de una manera más formalizada (aunque Psicosis de Alfred Hitchcock sea considerada la primera de todas).
Luego surgió una serie de películas como The Texas chainsaw massacre (1974) y Friday the 13th (1980). En México, mientras trato, teníamos una cinematografía muy pobre con películas como: El vampiro teporocho, Lola la trailera, Fiebre de amor y Coqueta. Pocas películas se rescatan como: Veneno para las hadas, Mariana, Mariana, Santa Sangre y Cementerio del terror.
Es esta última película de Rubén Galindo que da apertura al slasher mexicano en 1985 y representa nuestra respuesta nacional al género que nació en E.U. El emblemático Hugo Stiglitz es el Dr. Carven (¿Wes Craven?), quien luchará contra una diabólica entidad que trata de terminar con un grupo de adolescentes que invocaron al demonio por medio de un libro estilo necronomicón. Las referencias a La noche de los muertos vivientes y Evil dead son casi obligadas. El slasher ya había tomado una relevancia importante y México no se podía quedar atrás.