Si tenemos que fiarnos del testimonio cinematográfico, el ser humano es una chica que baila el charlestón bien y un chico que tampoco se queda corto, dijo el crítico Siegfried Kracauer. Según él, las fantasías de las películas, aunque estúpidas e irreales, reflejan los sueños de la sociedad moderna. En pocos casos es esto más claro que en el cine adolescente. Lo que nos encontramos en la pantalla no es más que un sustituto idealizado y azucarado de una época que poco tiene de fácil. Y, aun así, volvemos a él una y otra vez. ¿A qué se debe tanta distancia entre realidad y ficción? ¿Dice esto algo de nuestra sociedad?