Ilustración de Aimeé Cervantes Flores
Breve historia de una pureza incombustible
La
extenuación es un tiempo que no pasa,
sé paciente y deja, que esto sea así
volverás a saborear paraísos naturales,
eres extinguido por las oraciones mortales, que se apresuran
para convertirse en ríos,
tus ojos, nunca tocados
son suficientes para los campos,
con o sin agua
para incubar y ofrecer a los cielos rojos brillantes
o, llamas, que evaporan pensamientos heréticos
pintados en un cuerpo,
sólo tú, das a luz a la pureza
idéntica
a la de una carne nueva,
novum y spiritum novum tribuam en carnem
potest,
cada
nacimiento es un nuevo sendero para Pensar
ora pro nobis,
todo artesano, santo y sabio,
cada obispo de exorcismos,
cada payaso celestial y cada mago
erige dolor blanco en la nieve de Blancanieves,
ora pro nobis peccatoribus,
y las verdades deberán seguir siendo una.
Este momento no es más que polvo
que voló de la historia, lanzado hacia el cenit,
Las proporciones de tu rostro reúnen todo el cosmos
como una elección de compañía,
un granulo de noche roja en la arena de la ciudad
se sumerge a través de las pupilas hacia la mente, donde portas una strella,
la bolsa está repleta de libertad,
el vino y el pintalabios son amigos serenos
del alba que sonríe,
bienvenida por abrazadas voces de hogueras,
con instinto incontrolable
por conocer.