A veces pienso que no he dejado de ser esa niña que lee y relee sus cuentos favoritos, los escarba y los acaricia, se los repite hasta creérselos. Los usa como ventana y como transporte y luego vuelve a leerlos con ojos nuevos.
Lola Horner, Otro bosque: mujeres y cuentos de hadas en Latinoamérica
Los cuentos de hadas permanecen en los recuerdos de la infancia, en las historias que se transmiten y también en este presente que habitamos. Todxs recordamos por lo menos una historia de este género. De niña, adoraba un libro gigante que contenía una serie de cuentos clásicos ilustrados, acompañado de un CD que guiaba la lectura. Lo escuchaba y leía una y otra vez mientras observaba los dibujos. Mi favorito, recuerdo, era el de Caperucita Roja. Cuando crecemos observamos que las historias también crecen, se bifurcan y se adaptan a nuevos espacios, personajes y tramas.