Hace unas semanas, Francia anunciaba una estrategia nacional para combatir la endometriosis, enfermedad silenciada durante años. Las mujeres que acudían a la consulta médica con dolor o sangrado más fuerte de lo habitual eran ignoradas, puesto que se da por sentado que menstruar y sufrir son sinónimos. En algunos casos las acusaban incluso de exageradas y mofadas. Quizás a alguien se le escapó un “cálmese, señora”, o un “no se ponga histérica”. A lo largo de la historia, la palabra histérica, aunque al principio un diagnóstico médico, también se ha usado para calificar cualquier comportamiento femenino no aceptado en sociedad. El término, que se remonta a la Grecia clásica, tuvo su auge durante el siglo XIX con el psicoanálisis, siguió presente en el XX, retratado a la perfección en el cine clásico de Hollywood, y hoy en día pervive como reproche.