Ilustración de Fernando Jereb
Guía
Siguiendo los pasos de Gauguin, nos internamos en la intrincada naturaleza. Tonalidades lujuriosas asaltaron nuestra mirada. Un aroma desconocido y paradisíaco nos envolvió en segundos. El sonido, virgen de todo acontecer humano, nos caló en lo más profundo. No lográbamos salir del asombro hasta que nos percatamos de que Gauguin ya no estaba a nuestro lado. Y aquí estamos, en esta isla solitaria, prisioneros de los desvaríos de una mascota casquivana.