Los interiores y exteriores del Centro Histórico de la Ciudad de México, a lo largo del tiempo, han fungido como testigos y contenedores de múltiples experiencias sensibles, que, en su conjunto, han devenido en los cambios sociales que marcan el curso de nuestra historia y de nuestro presente. Desde la extensa plancha del Zócalo (testigo de un sin fin de gritos de protesta, llantos y risas) hasta todo tipo de edificios civiles, estos espacios advierten memorias pasadas, sucesos presentes y posibilidades futuras. También los templos, muchos de los cuales actualmente han quedado reducidos a pilas de piedras o han cobrado nuevas funciones fuera del ámbito de lo sagrado, son espacios dentro de los que se han llevado a cabo ejercicios y prácticas sensibles que pueden aportarnos mucho en la búsqueda de leer la actualidad. Un ejemplo de estos últimos espacios, es el Antiguo Templo de Santa Teresa, que en el siglo XVII perteneció al conjunto conventual de la Orden de las Carmelitas Descalzas en la Ciudad de México y hoy actúa como museo y laboratorio de arte contemporáneo, bajo el nombre de Ex Teresa Arte Actual.