Cuando no hay fronteras, me las traen. Aunque no quiera.
Max Aub, Enero en Cuba
¿Podemos establecer límites arbitrarios que permitan diferenciar un concepto de otro? ¿Es posible dividir las cosas? La practicidad a la que nos ha condenado el modo de vida occidental nos hace creer que el espacio físico en donde nacemos, crecemos y morimos es el primero en estar delimitado por líneas imaginarias que el Estado, como ente todopoderoso, estableció. Sin embargo, el concepto de frontera no sólo puede ser usado en favor de intereses nacionales; las artes y las humanidades han conseguido trascender las expresiones sociales para colocar al concepto fuera de los confines mundanos. Una frontera, entonces, no es un lugar, sino el proceso a través del cual una cosa deja de ser lo que es para convertirse en una completamente distinta. Aquí un recuento de tres fronteras en la literatura que fueron exploradas excepcionalmente por varios autores.