Sam se me presentó con el adorado cotorro de mi abuela en el hocico. El cuerpo verde de Ramón estaba lleno de baba de perro y tierra, pero sin vida. Vi a Ramón como nunca pensé verlo: muerto.
Sam se me presentó con el adorado cotorro de mi abuela en el hocico. El cuerpo verde de Ramón estaba lleno de baba de perro y tierra, pero sin vida. Vi a Ramón como nunca pensé verlo: muerto.