Para mi abuelo.
Por enseñarme a escuchar
entre el requinto de una guitarra
Pasarán más de mil años
ÁLVARO CARRILLO
muchos más
y yo no sé si tengamos la eternidad
pero allá, tal como aquí, en la boca llevarás
sabor a mí.
Siempre hay amores que brotan implacables como la hierba entre las banquetas. Amores de besos entre callejones y de ruido de pasos ansiosos subiendo las escaleras. Amores de miradas como ascuas que anteceden al incendio. Amores que al morderlos llenan la boca de sabor a fruta madura. Amores que se intuyen entre el roce de un abrazo. Esos amores que bailan al vaivén cadencioso de un suspiro acompasado. Esos amores que resuenan en las paredes como el rasgueo de una guitarra. Entre las lineas de esos amores es que se escribieron las letras de los boleros.