El suspenso ha sido reinventado varias veces, desde el expresionismo alemán (quien uno de sus máximos exponentes fue Friedrich Murnau), pasando un poco por las pinceladas de «Stalker» de Andrei Tarkovski, por los frenéticos cuartos de Alfred Hitchcock, hasta llegar a una importante reconstrucción del género en películas actuales.
Ahora pensemos en un breve ejercicio. Supongamos que iremos a un recorrido de VR (realidad virtual). Esperamos en una larga fila donde hay cientos de personas ansiosas por entrar a uno de los mejores eventos que el suspenso ha inspirado. Hemos estado bajo el sol aguardando con ansia la entrada. No sabemos absolutamente nada… ¡Nada!
Antes observemos el sitio. La fachada del lugar tiene un aspecto parecido al de los cines que se establecieron en los años sesenta en Reforma. De pronto, descubrimos una cartelera que dicta solamente «El cuarto oscuro». Claro que el nombre podría llevarnos a muchos lugares, sin embargo en esta ocasión podríamos deducir que se trata de un paseo sobre el suspenso, sus sensaciones y consecuencias en nuestra imaginación.
Por fin es nuestro turno. Nuestro número de habitación indica el «999». Curioso es que esta secuencia al revés sea considerada como un símbolo diabólico. Entramos y nos piden que nos quitemos los zapatos y los calcetines. El entorno se parece a una recámara antigua, sin ventanas y con una cama enorme. Podemos sentir la alfombra y notamos que es de rombos rojos con un ligero contorno anaranjado.
Un tipo con máscara nos pide que nos coloquemos los lentes VR, que nos sentemos en la parte inferior de la cama y que subamos nuestros pies al banco de terciopelo azul que está frente a nosotros. Es suave y nada podría ser más cómodo. Nos colocamos el aparato que nos sumergirá a la emoción. Vemos todo negro. El chico quien nos introdujo al cuarto nos coloca unos audífonos inalámbricos donde escucharemos qué hacer.
La voz en nuestros oídos indica que nos levantemos y de pronto vemos, por medio de los lentes, la puerta de un clóset. La voz nos pide que la abramos lentamente y que por favor no gritemos si sentimos cosas extrañas. El cuarto ya se siente frío y dentro del clóset podemos ver unas escaleras hacia un sótano, todo está pintado en blanco y negro como en una película muy antigua.