

La muerte tiene alas es una serie fotográfica en proceso, comenzada en el año 2020 y resultado del transitar cotidiano. En ella se pretende jugar con el impacto visual de un ave inmóvil: el símbolo de libertad que ha sido alcanzado por una muerte no azarosa, sino una muerte que se nos presenta como indicador de nuestro impacto en el cielo y los cuerpos que le habitan.
Agudizar los sentidos implica al menos necesariamente la presencia de dos factores: primero, un esfuerzo para la persona y, segundo, una claridad antes no conseguida. Cada elemento que nos rodea, sea el espacio que sea, tiene una particularidad propia tanto de los elementos vistos como de los aspectos contextuales de ese instante: una hora específica, una hora, un tipo de clima, una localización geográfica. Diversas reflexiones suscitan diversas expresiones, por lo cual Ana Jaime nos presenta esta serie de fotografías.
El cielo y la tierra se mueven, y sus fuerzas obran a mi alrededor, y yo no veo nunca nada más que un monstruo devorador, siempre digiriendo y devorando.
J. W. Goethe
Escuchar los ríos, prestar atención al sol, observar brotes obstinados, recibir de frente el viento y la lluvia se ven cada vez más como lujos y utopías. ¿Es la humanidad y su creación una antagonista por definición de lo natural? ¿Hay posibilidad de conciliación? ¿Cómo convivir de forma respetuosa retirando la palabra dominación del esquema?
Cuerpo agua, que es porcentaje, 80.
Cuerpo aire, que se sostiene en el aliento de la otra.
Cuerpo mentira, cuyo interlocutor nunca entendió.
Cuerpo él y ella, que somos todas.
Las seis imágenes no forman parte de una misma serie, fueron tomadas en momentos distintos. Sin embargo, cada una de ellas es un intento de retratar aquello que se pone en juego al momento de actuar, de decir, de ser: el retrato de los cuerpos y sus experiencias.
Las ocho fotografías que aquí se presentan no están pensadas como una serie. De hecho, cada una puede apreciarse de forma independiente, pero todas nacen, eso sí, de la fascinación e inquietud que me produce fotografiar el cuerpo desde todas las posibilidades en diferentes momentos: el cuerpo como experiencia sensorial, en sus diversas formas desde la valoración estética.
Lejos y cerca son cosas muy relativas
Jane Austen
y dependen de muy distintas circunstancias.
Las distancias cambian, se modifican, se (nos) transforman: crecen o se aminoran dependiendo del transporte, del tiempo o de los sueños que la recorren. Puede ser necesaria, a veces ominosa, pero siempre enmarcada por la falta de cuerpo, de contacto, mas nunca de afectos. ¿Cómo encontrarnos a la distancia? ¿Cómo aprender a vivir con ella en nuestros tiempos? Cuando el espacio entre dos seres deja de ser producto del enfriamiento y se vuelve una demostración de cariño, respeto y necesidad, ¿cómo cambia el mundo? ¿Cómo nos construimos desde la inviolabilidad del aislamiento? ¿Cómo esta distancia que sirve para protegernos modifica nuestra forma de mantenernos cerca? Primera Página invita a encontrar estas convergencias espaciotemporales y redefinir lo que es el alejamiento y el encuentro en la realidad que ahora nos une y nos separa.
Fotografía de Andrés Cedillo
Ciudad de México.- El pasado viernes, 17 de enero, se llevó a cabo en el Museo Nacional de Arte (MUNAL) la premiación del concurso de fotografía Foto Plensa, el cual tuvo como tema principal la escultura Detrás del Muro (Behind the Walls) del artista catalán Jaume Plensa.
Hay una frontera que sólo nos atrevemos a cruzar de noche: la frontera de nuestras diferencias con los demás, de nuestros combates con nosotros mismos. Carlos fuentes, Gringo viejo La frontera es una línea imaginaria […]