¿Cómo me reconozco en una ceiba? Ramas, brazos, hojas, manos: raíces. Estos árboles tienen el tronco generalmente espinado, al menos cuando son jóvenes; su fruto es una cápsula elipsoide color verde, que por dentro guarda varias semillas envueltas en una fibra algodonosa. Se me ocurre más de una metáfora. Me reconozco en una ceiba cuando me permito jugar con las nociones de “individuo” y “colectivo”, cuando exploro la idea de que un proceso mental tiene que ver con la germinación de una semilla, y la construcción de la identidad con un ramo de flores coloridas. Las ilustraciones de Sofía Probert nos invitan a poner a prueba nuestra sensibilidad natural, mostrando ópticas que hacen zoom hacia lo más pequeño, para después devolvernos a una realidad expandida que explota dentro y fuera de nosotros. Aquí se pinta un superorganismo, como una colonia de hormigas, en donde la ceiba y yo nos encontramos frente a frente y, con suerte, nos buscamos una en la otra.
Categoría: Naturaleza
Escuchar los ríos, prestar atención al sol, observar brotes obstinados, recibir de frente el viento y la lluvia se ven cada vez más como lujos y utopías. ¿Es la humanidad y su creación una antagonista por definición de lo natural? ¿Hay posibilidad de conciliación? ¿Cómo convivir de forma respetuosa retirando la palabra dominación del esquema?
Cetácea – Microrrelato de Rodrigo López Romero
Al amanecer la playa estaba sitiada. Sobre la arena apenas lamida por las olas yacían cientos de ballenas varadas, inmóviles moles oscuras punteando kilómetros de arena. La noticia tardó poco en circular, los estremecidos pobladores acudieron a ver a los animales buscando en sus ojos un asomo de porvenir. Muchos se dieron a la tarea de rescatarlas y formaron largas hileras cuyo objetivo era rociarlas de agua marina; después intentaron devolverlas mar adentro ayudados por barcos pesqueros que dejaron el trabajo para la ocasión. Pero los cetáceos, que al ser llevados movían lentamente el abanico de su cola inmensa, regresaban a la costa donde sus compañeros se habían dado cita, invalidando así el esfuerzo de los hombres.
La mujer Planta – Cuento de Antonella Corallo
Las plantas parecen enredarse a la casa y nunca terminamos de entender si tiene un pacto con la naturaleza, o si realmente ocupa tanto tiempo regarlas. Por simple rareza comenzamos a espiarla. Nadie podría dudar de nuestra curiosidad. Habíamos cancelado las actividades matutinas que consistían en jugar videojuegos y comer porquerías, pues nos encontrábamos reunidos con el objetivo de comprender su vida. La mujer Planta siempre nos saluda, tiene fertilizante en sus manos y el cuerpo completamente brotado; se rasca, nos vuelve a saludar y entonces comenzamos a dudar… ¿Nosotros somos los detectives? ¿O ella es la que nos está espiando? Lo único seguro es que sus arbustos no sirven como escondite.
La rosa que ya no es la rosa, la rosa, la rosa: En búsqueda de nuevas narrativas – Ensayo de Mercedes Bernal
Somos esta tierra, esta tierra roja; y somos los años de inundación y los de polvo y los de sequía.
Las uvas de la ira – John Steinbeck
Decidí estudiar literatura porque me fascinaba la idea de los mundos posibles. En un libro cualquier cosa puede ocurrir, los personajes pueden pasar por mil situaciones y estar en cientos de lugares. A través de los libros conocí otras culturas y otros paisajes. Las descripciones de mis autores favoritos me llevaron a Francia, a Rumania y a Perú.
Naturaleza viva – Ilustración y pintura de Karla Rojo
Píramo
Acrílico sobre tela
80 x 70 cm
2016
Un dibujo. Una pintura. Los trazos sutiles y exactos, componentes todos de un propósito estético concreto, tienen la capacidad de evocar sensaciones, texturas, imágenes y emociones. En este sentido, la combinación de la naturaleza, como ente dialéctico, puede conjugarse con elementos cotidianos para crear una propuesta más cercana e íntima de nuestras propias concepciones humanas.
“Poscoronialismo”: ¿Qué mundo nos queda? – Ensayo de Santiago Salinas
Acabamos de cumplir un año con esta espantosa epidemia como parte de nuestro día a día. Se habla de nuevas normalidades, normalidades en un mundo que nos parece tan distinto, pero que en el fondo sigue siendo el mismo. No cambió la desigualdad, se acrecentó; tampoco se dio esa hermandad universal ante la adversidad como se profetizaba; ni se colapsó el capitalismo: se volvió aún más voraz y cambió la acumulación de monedas por el acaparamiento de vacunas. Las artes, con ese gen único para la adaptabilidad, han tenido que reinventarse una y otra vez, recordándonos que de aplausos no se come, ni se crea sólo por amor. El mundo sigue siendo el mismo, ¿y nosotros?
Lo de los hombres es la ausencia – Reseña de «Ánima», de Wadji Mouawuad, por Juanita Porras
No eres tú quien hablará, deja que el desastre hable en ti, aunque sea por olvido o por silencio.
Escritura del desastre, Maurice Blanchot
La primera grieta de Ánima —que para Wahhch en realidad es la segunda— está en el cuerpo de Léonie. Un asesino la ha abierto en su cuerpo y en la hendidura ha concebido al horror. La grieta no sólo se ha abierto en Léonie sino en Wahhch, ha traído la ausencia de Léonie, pero también la ausencia de Wahhch, como si el dolor hubiese nublado todo deseo de ser o hacer. Lo único que desea Wahhch es ver el rostro del asesino, saber que no es él, que no ha sido Wahhch quien ha matado a Léonie. Es así como emprende la caza, pero antes de que el camino arribe en el rostro de Rooney, el asesino, éste le traerá constantemente la mirada de los animales.
La muerte tiene alas – Fotografías de Fernanda González Soriano
La muerte tiene alas es una serie fotográfica en proceso, comenzada en el año 2020 y resultado del transitar cotidiano. En ella se pretende jugar con el impacto visual de un ave inmóvil: el símbolo de libertad que ha sido alcanzado por una muerte no azarosa, sino una muerte que se nos presenta como indicador de nuestro impacto en el cielo y los cuerpos que le habitan.
Derivas desde la cuarentena – Fotografías de Ana Jaime
Agudizar los sentidos implica al menos necesariamente la presencia de dos factores: primero, un esfuerzo para la persona y, segundo, una claridad antes no conseguida. Cada elemento que nos rodea, sea el espacio que sea, tiene una particularidad propia tanto de los elementos vistos como de los aspectos contextuales de ese instante: una hora específica, una hora, un tipo de clima, una localización geográfica. Diversas reflexiones suscitan diversas expresiones, por lo cual Ana Jaime nos presenta esta serie de fotografías.
Ver el mundo con los ojos cerrados – Cuento de Liliana Fassi
La herencia más valiosa que me dejó mi abuela es la manera de conocer el mundo.
Ella llegó a la Argentina entre millones de inmigrantes que escapaban de la guerra y el hambre. La familia fue a vivir en el campo, en una de tantas colonias agrícolas.