Los he visto fornicando en las playas más obscuras, exhibiéndose mientras los niños posan. Los he visto orinando las ceremonias, dormidos entre plazas, acariciando nativas. Los he visto tragar su vómito, naufragar entre psicoactivos, engullir la comida local, después abandonar los restos en los matorrales, los he visto moralistas. Los he visto musitar, hablar en el dialecto de Buer. Se escaman, se prenden fuego, muerden sus escápulas, raspan su piel contra las piedras. Ellas se inclinan, alzan sus caderas y esperan ser penetradas, hacen visiones con sus sexos. Escupen en el Síndrome de Venecia. Los he visto tocar trompones hasta el amanecer cuando los trabajadores salen a sus oficios. Los he visto robar al arte, generar estruendos con sus botas llenas de lodo al danzar fandungas, balancear las mazas en fila, una encima de la otra, ancladas en su nariz, malabarear con aros y bolas sus manos de medusa. Los he visto implorar limosna al indigente. Creen que tienen una insaciable necesidad de reencuentro. Los he visto apocar los dormitorios, dejar al lugareño sin recinto. Después chocan con las expectativas, se desilusionan, se suicidan: Síndrome de París. Estamos en los tiempos del odio al turista.
Categoría: Corporalidades
Los cuerpos, no sólo los humanos, permiten nuestra existencia y convivencia en los distintos mundos que habitamos. Nos permiten compartir la tierra y los espacios; sentir el calor del sol y el frío de las mañanas. Nuestros cuerpos escalan montañas y atraviesan océanos. La física dice que dos cuerpos no pueden ocupar el mismo espacio al mismo tiempo, ¿acaso el arte ha retado este principio?
Quanta || Ensayo de Ricardo J. García Gómez
Pero mi cuerpo, a decir verdad,
Michel Foucault
no se deja someter con tanta facilidad. Después de todo,
él mismo tiene sus recursos de lo fantástico…
Soy un entramado complejo y difuso. Apenas reconozco el rostro que miro al espejo durante las noches, al calor de la mañana o en una tarde lluviosa mientras la paloma busca refugio y entra por la ventana. En realidad, somos un cuerpo tenebroso y frágil. Si pongo la mano sobre la lumbre, comenzaré a sentir dolor y ansiedad. ¿Qué es sentir dolor y ansiedad? Seguramente tiene que ver, en un aspecto metafísico, con una percepción singular de mi esencia. El cuerpo está en cantidades diminutas y efímeras de estructura espacio-tiempo. Soy lo que habito y vivo. O bien, somos un imaginario discreto y complejo que se realiza a sí mismo a partir de su estructura espaciotemporal navegante de la circunstancia que vive.
Esperanza || Poema de Alejandro Rivera
Las líneas de tu vientre, rojizos adoquines,
los pasos de mi sexo dibujan coordenadas
para llegar al centro, tu manto tricolor
bañado con la albura matutina.