#ExperimentumCrucis 1: la transgresión de América en Manuel Scorza

Imaginemos cualquier texto o discurso como una interacción entre el clásico binomio fondo y forma. A partir de ello, las palabras​ constituyentes pueden provocar sensaciones variadas en el receptor. Delimitar los límites de ambos términos es una tarea meticulosa, imposible de realizar.

Gerardo Deniz -literato español exiliado en México por el franquismo- escribió Alebrijes (1992) [1], libro que contiene el cuento que da nombre a esta columna: «Experimentum crucis». El texto trata el problema de distinguir satisfactoriamente entre fondo y forma. Un crítico que dialoga con un poeta, toma con sus manos​ uno de sus versos recién creados que, temeroso y chillante por su destino, es dividido por la mitad luego de ser jalado por ambos extremos. Así, logra separar más o menos la forma del fondo.

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La expresión «experimentum crucis» es utilizada en las ciencias y significa «experimento crucial» o «crítico», pues sirve para designar la demostración de una hipótesis acertada, por encima de otras. El propósito de esta columna no es distinguir entre el fondo y la forma, sino analizar ambas en conjunto.

¿Qué mejor que desmenuzar un escrito mediante el uso del lenguaje que tanto ocupamos cotidianamente? El efecto de sentido escondido en la creación puede ser tan sutil, tan marcado o tan violento en ocasiones que pareciera ser una palabra más dentro de la normalidad. No es así. Para demostrar lo anterior, analizaremos un fragmento del poema «América, no puedo escribir tu nombre sin morirme» [2]. El autor de la obra es Manuel Scorza (1928-1983), escritor peruano representante del indigenismo y crítico social del contexto andino y Latinoamericano.

El tema de dicho poema es la denuncia de la violencia, del dolor y de la injusticia que existe en América. Mediante la interpelación y la retrospectiva, presenta una crítica social que​ anima elementos que no poseen caracteres humanos. El fragmento es el siguiente:

«América,

no puedo escribir tu nombre sin morirme.

Aunque aprendí de niño,

no me salen derechos los renglones;

a cada sílaba tropiezo con cadáveres,

detrás de cada letra encuentro un hombre ardiendo,

y no puedo ni cerrar la a

porque alguien grita como si se quedara dentro.» [2]

Debido a que el estudio puede ser exhaustivo pero no es mi intención aburrir al lector, sólo nos enfocaremos en el uso y función de los sustantivos (con sus modificadores): «América», «tu nombre», «de niño», «los renglones», «a cada sílaba», «con cadáveres», «detrás de cada letra», «un hombre ardiendo», «la a», «alguien».

No es casual que el poema comience con un llamado a «América» -como si el continente tuviera capacidad auditiva-, pues los versos evocan directamente la situación social americana que se reflejan en los siguientes sustantivos. «Tu nombre» recalca la relevancia de América como un sinónimo de aquietamiento​ para el poeta. Estas dos frases son parte de una primera​ división en la que se presenta sintéticamente el dolor que desglosa en los versos siguientes.

Otras dos frases son: «de niño» y «los renglones». La primera señala una regresión, un recuerdo de la niñez (nada ha cambiado desde el pasado a la actualidad); mientras que «los renglones» comienza con la relación central en el poema: escritura/violencia. Esto puede comprobarse con el uso de «a cada sílaba» que se relaciona a «con cadáveres». Es decir, no es posible construir una estructura o un discurso sin que no aparezcan cuerpos, muertos, brutalidad. Como podemos notar, la transgresión es violenta.

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Enseguida el poeta continúa con la relación escritura/violencia al mencionar «detrás de cada letra» y vincularlo con «un hombre ardiendo». En esta última frase, es el adjetivo ardiendo el que provoca una imagen terrible y cruel.

En los dos últimos dos versos, existe una variación en cuanto a escritura/violencia. Esta vez, el poeta señala el carácter de sonido de «la a», la cual puede asociarse a un grito prolongado. Así, la a (o el grito) es realizada por «alguien», un sustantivo indefinido sin referencialidad, que abarca a todas las personas víctimas de la violencia en América.

Como puede notarse, el fragmento integra una obra ampliamente dolosa, intensa, brutal. Busca señalar críticamente la violencia en el continente mediante un recurso curioso: la estrechez entre el discurso y la realidad social. Los sustantivos constituyen una parte fundamental, porque cumplen con dos funciones principales: señalar la situación específica en América y crear interés en el lector al generalizar la violencia.

Ésta es una muestra del análisis de la forma -representada por medio de las palabras- para develar el significado -el fondo- del fragmento. No sé que hubiese sucedido si separara todos los versos por medio de jalar sus extremos como lo escribió Deniz; seguramente -y es lo que Manuel Scorza imprimió en su poema- la sangre, los gritos y los muertos hubieran saltado de entre los versos, como las notas rojas o la violencia de aquella América transgresora.

[1] Deniz, G. (1992). Alebrijes. México: Ediciones del Equlibrista.

[2] Scorza, M. (1991) Obras poética. Volumen 1, obras completas. México: Siglo XXI.

Joshua Córdova RamírezAutor: Joshua Córdova Ramírez Escritor y estudiante de Letras Hispánicas en la FFyL de la UNAM. Ganador del concurso interpreparatoriano de Poesía. Sus textos han aparecido en revistas como Cruz Diez, Palabrerías y la antología del nonagésimo aniversario de la Secundaria Diurna No. 4. Actualmente, es colaborador y community manager de Primera Página.
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