la lengua que habito es una posibilidad y miles
Maricela Guerrero
La poesía de Maricela Guerrero (México, 1977) se bifurca en múltiples conductos. Fiel a su carácter fluídico, sus versos y poemas en prosa tienen la capacidad de llevar al público lector por corrientes variadas. La naturaleza, las costumbres, las ausencias, el ser mujer, la importancia de los espacios, así como la lengua y la versatilidad del lenguaje, se vuelven algunos de aquellos canales navegables en A río revuelto (2022), reeditado por la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).
Publicado inicialmente en 2022 en Buenos Aires, Argentina, por la editorial Agua Viva, este poemario oscila entre el lenguaje lúdico y una variedad de formas propias de la poesía —tales como el verso libre o versificaciones como el soneto—. A río revuelto se presenta como una propuesta ecléctica, libre y compleja. Cada línea exige una relectura para exprimir, gota a gota, los significados revueltos configurados hábilmente desde diferentes sujetos líricos y espacios de enunciación.
Para Maricela Guerrero, la lengua y su realización no sólo son una herramienta comunicativa, sino también un espacio de habitabilidad. Por ello, se vuelve necesaria su reinvención, para generar una expresividad propia, idónea para el reconocimiento y crítica de sus convenciones más tradicionales. En “Búsqueda en la lengua que habito”, ironiza sobre la conformación institucional y regulatoria del habla a partir de la ausencia de registros en ADESSE sobre algunos verbos relacionados con vivir, cuyas dos acepciones se componen de “existir como entidad biológica”, así como “experimentar [sensaciones o vivencias] [ligadas a un periodo de tiempo]”:
Existe una base de datos del español actual que contiene información sintáctico-semántica sobre las cláusulas y los verbos, se llama ADESSE (1.5 millones de palabras) y proviene de la Base de Datos Sintácticos del español actual (60,000 cláusulas de la parte contemporánea del Archivo de Textos Hispánicos de la Universidad de Santiago).
Maricela Guerrero, A río revuelto, UANL, pp. 71-72
[…]
Se me ocurre que las dos entradas registradas para el verbo vivir solo serían posibles si los verbos ovular, menstruar y amamantar… aunque claro, puede que solo sean ocurrencias.
Maricela Guerrero expone y critica frontalmente el prescriptivismo lingüístico en el español, es decir, se opone a las reglas unívocas. Desde sus binarismos, en nuestra lengua se puede limitar —según el uso de lxs hablantes— la autoidentificación y la inclusión de la diversidad sexogenérica. Ejemplo de ello es la discusión constante entorno al lenguaje inclusivo, el uso de la “e” o la “x” como partícula de flexión para artículos, sustantivos y pronombres: ele, él, ella; alumnxs, trabajadorxs, lectorxs, etc. Nombrar es dar existencia, brindar un “espacio de habitabilidad” identitaria e ideológica. Nuestra poeta satiriza el lenguaje machista a su vez que expone algunas condiciones sociales relacionadas con las mujeres. Desde distintos ángulos y situaciones, su voz atrevida juega con el público lector a lo largo de todo el poemario:
Hay un uso androcéntrico de la lengua en que habito:
Maricela Guerrero, A río revuelto, UANL, p. 78
No hay una usa andocéntrica [sic.] del lenguo en que habita:
[…]
Es de vital interés para el desarrollo global investigar sobre la ovulación masculina y establecer estrategias para disminuir los problemas ocasionados por cólicos vinculados con la ovulación de los varones laboralmente activos, ya que su incidencia provoca una merma en la productividad económica.
El lenguaje, en su forma más normativa e intransigente, limita aquello que Maricela Guerrero considera la vida en sí misma. “Cantar podría ser una de las formas de echar a andar la vida”, menciona en “Búsqueda en la lengua que habito en voz materna”, y qué mejor manera de vivir y transgredir la existencia —con el lenguaje como instrumento principal— que a través de la poesía. Para nuestra autora, es posible incluso hablar “de animales acuáticos en drogas” o mezclar referentes en náhuatl, español e inglés con el fin de generar efectos de sentido semánticos, sonoros, sintácticos.
Ludwig Wittgenstein, en su Tractatus Logico-Philosophicus, enunció uno de los aforismos más recordados de la filosofía: “Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo”. Aunque breve, la proposición implica una serie de factores de corte ontológico relacionados con la individualidad, el habla, la abstracción y la realidad única de cada persona. Esta limitante del lenguaje se desvanece desde la clave poética en A río revuelto, para reinventarlo y brindar otras posibilidades de enunciación u ordenamiento:
sucede a veces que esta lengua no me alcanza siempre
Maricela Guerrero, A río revuelto, UANL, pp. 21-22
que trato amor de conseguir alguna sustancia que me ilumine para decir cáceres campanur baldenegro sin que se me caigan todas las teorías lingüísticas para explicar la evolución de los préstamos de lenguas en contacto y los colonialismos es que no me alcanza la lengua que tengo para decir abedules encinos cipreses fresnos no concibo cómo amor reconocer así mero axkan kema algo que vaya más allá de indignación y de palabras prestadas de la estandarización de los intercambios capitales como cuando se sugiere que los ecosistemas nos ofrecen servicios ambientales
La libertad poética se manifiesta, como puede notarse, también en la sintaxis o la puntuación de cada poema. Si bien es posible reconocer formas tradicionales en el “Soneto de conversación para estos tiempos” o “Para Alina un soneto que algún día se hará rap”, también cabe la inserción de estructuras múltiples, como en el caso aforístico de las “Ráfagas: intuiciones de pandemia”, donde puede hallarse otra referencia a la habitabilidad: “c. Una casa que se habita es como un animal que gruñe para alejar extraños y ronronea cuando se siente plácida”. Desde esta metáfora, puede interpretarse la lengua como un hogar que la propia poeta moldea y se atreve a (re)construir para abordar una o miles de posibilidades, tal como se enuncia en el epígrafe de esta reseña.
No obstante, sus motivaciones trascienden los elementos lingüísticos antes comentados. Las corrientes de A río revuelto abrevan en referentes de toda índole: Rosario Castellanos, Alexander von Humboldt, Ramón López Velarde, Sara Montiel, Enrique Santos Discépolo, por mencionar algunos. La naturaleza es otro de los leitmotiv del poemario. Existe un posicionamiento en contra de “los tentáculos de la industria extractivista”, además de una sentencia clara opuesta a la idea de modernidad y progreso a costa de los recursos naturales. En sus palabras, “es decir ciudadanizar un lobo una comunidad binariedad estancos ebrios de la fiebre de la producción y los dineros”.
En este sentido, la propuesta poética de Maricela Guerrero se manifiesta en aras de la reconfiguración social, entendida no sólo desde las relaciones entre individuxs —por ejemplo, el lenguaje y su inclusividad—, sino también a partir del modo de producción y del sistema económico moderno. Es en este punto donde la naturaleza se remarca como un elemento en constante riesgo, pero, desde la propuesta de Guerrero, transgresor en su relación con el ser humano.
Justamente, la naturaleza destaca en su primer poema, “Rezo. Intervención al capítulo XX de Balun Canán”. En él, existe una fusión de la corporalidad femenina con lo natural desde el tono de la oración:
Pero yo sigo en el suelo, cogida de su tzec con una rama, llorando porque no quiero que se vaya. Porque el conjuro. Así que enraizo y percibo cómo mis pies se ramifican hacia el suelo y surgen radículas que atraviesan la tierra, y cómo de mis brazos y mis manos salen tallos y ramificaciones, hojas, me vuelvo una pequeña ceiba en medio de las otras, de la selva al lado de la milpa.
Maricela Guerrero, A río revuelto, UANL, pp. 21-22
Por otro lado, A río revuelto también conduce por imágenes relacionadas con la vida de su propia autora. En “Costumbres”, por ejemplo, la figura materna se retrata desde “el trajín” del “ángel del hogar”, como acuñó Virginia Woolf: “polvo y mortaja: afanes y faena de hembra; palabras: una y otra vez: repeticiones, sucesiones: utensilios, trastos, artefactos, muebles, fregados, pulidos, retocados y en su sitio: costumbres:”. La presencia o la ausencia materna, aunque intermitente, se encuentra en algunas muestras del poemario y sirve para mostrar distintas realidades. Otra representación de lo ordinario se manifiesta, de un modo más personal, en “Pienso mucho en nosotres”. En este caso prepondera la abrumadora cotidianidad, así como las responsabilidades de “revisar la suspensión del auto / pagar el agua y la luz / limpiar los vidrios”, así como “en el trabajo asalariado / en el asueto / en la educación pública”.
Este libro, sumamente vasto, propone una lectura desafiante con perspectivas pertinentes y críticas sobre problemáticas actuales. Si deseas adentrarte en el río revuelto de Maricela Guerrero, puedes adquirir el libro en la tienda en línea de la UANL en este enlace.