Quiero el profundo desorden orgánico que sin embargo deja presentir un orden subyacente.
Clarice Lispector
Para concebir un hito transformador en nuestras vidas, éste debe plasmarse de alguna manera que nos permita percibirlo fuera de nosotrxs. El cambio, pues, no es tanto un momento en particular, sino un proceso de presentación y representación constante. A través de este desarrollo interpretativo sí vivimos la transformación como acontecimiento en el cuerpo, pero también la advertimos, la palpamos y la conocemos en el mundo.
Por ejemplo, para caer en cuenta de que el capitalismo decadente nos somete al ejercicio de la violencia, no sólo debemos experimentar de manera individual momentos excesivamente angustiantes, sino también contemplar la diseminación estética de la violencia en la cultura contemporánea.
Por lo tanto, un hito transformador, como lo puede ser un aquelarre o un sueño, se compone siempre de sus interpretaciones y manifestaciones posteriores al acontecimiento en sí.
La exposición individual de Anahí H. Galaviz, Milimétrica, es una exteriorización de las experiencias mágicas de la artista a través del dibujo meticuloso. Como códices de su propia mitología, Anahí se vale de recursos de la novela gráfica experimental para construir todo un aparato visual que representa su búsqueda espiritual. Cuerpos femeninos milimétricos, que remiten a la propia corporalidad de la artista, aparecen posando de diversas maneras en estos mapas de un mundo interior que se vuelca hacia el exterior.
Como en esos videos de YouTube en donde una cámara viaja desde un átomo hacia el espacio exterior (que a pesar de tener un tono medio ridículo no dejan de poner la piel de gallina), Anahí H. Galaviz nos encara con el microcosmos y macrocosmos como dos líneas paralelas que forman una línea más gruesa. El mundo que la artista representa es uno que escapa a las dicotomías y se abre al significado profundo. Sus dibujos parecen testificar interconexiones con los astros y con el ambiente que la rodea, así como con una memoria ancestral que habita en su cuerpo.
La muestra se compone de 50 piezas, que no se distinguen de manera clara unas de otras, y se divide en cinco partes: Origen, Duelo, Introspección, Sanación y Mi Composición. El sistema mundo que Anahí representa es también uno marcado por la pérdida reciente de un ser muy querido por ella.
De manera que la Celda Sor Juana, dentro de la Universidad del mismo nombre, acoge una cartografía subjetiva que forma parte del cambio que la artista ha experimentado durante los últimos meses. Se trata, como lo dice el texto de Tania Fernández que acompaña a la exposición, de una «manifestación anti-pandémica»; en el sentido que forma parte de un código de representación alterno a lo que comúnmente circula sobre los tiempos que vivimos actualmente.
El propio sistema de orden que Anahí se ha formado a través de la exploración corporal, mental y espiritual a lo largo de los últimos meses es interpretado por ella a través de sus dibujos que a su vez crean el sistema mismo al representarlo.
El cambio del cual forma parte la exposición, por lo tanto, no ha terminado de suceder, por el contrario, se encuentra creándose a través de la transformación de la cultura visual contemporánea. Milimétrica es una invitación a interpretar y representar el mundo de otras maneras. Pues cualquier transformación se acompaña de su propio aparato sensible.