Cuando se habla del trabajo de la artista y antropóloga Fiamma Montezemolo (Italia, 1971), constantemente se repara en su carácter interseccional y en cómo éste se manifiesta en la idea de lo fronterizo. Desde la clara frontera que implica la confluencia entre la investigación antropológica y la artística, pasando por el trabajo de campo que Fiamma ha realizado en fronteras geopolíticas —principalmente la que separa al norte de México con Estados Unidos—, hasta las fronteras invisibles que componen nuestras identidades y relaciones con los otros: todo alrededor del trabajo de Montezemolo puede comprenderse a partir de enfatizar en un límite que divide dos cosas. Sin embargo, después de experimentar su primera muestra en la Ciudad de México, Soñar con bisontes (Laboratorio Arte Alameda), más que la idea de una frontera, en mi mente se quedó grabada la forma de un espiral.
En un primer momento, la imagen de una espiral me vino directamente de una de las diez piezas que se muestran en la exposición, llamada «Sacco y Vanzetti” (2018). Esta obra se trata del caso de dos anarquistas inmigrantes italianos en Estados Unidos, quienes en 1920 fueron acusados de asesinato y llevados a prisión sin la evidencia suficiente. La vida de ambos activistas terminó en la silla eléctrica en 1927, a pesar de que un tercer preso había confesado ser el verdadero asesino del caso que se les atribuía a Sacco y a Vanzetti.
El formato de la obra es una videoinstalación de cinco minutos, que se proyecta en el piso de la sala y se compone de fragmentos de documentos vinculados al caso: transcripciones de la corte, cartas, testimonios, etcétera. Estos retazos documentales van apareciendo en el video y conforme se acumulan, van formando una gran espiral en constante movimiento.
La reanimación del acontecimiento dentro de la sala del museo activa el recuerdo de los anarquistas: genera memoria. Además, la hipnotizante forma y movimiento de la espiral invita a reflexionar sobre la importancia que las problemáticas en torno al caso de Sacco y Vanzetti (inmigración, anarquismo, alteridad, justicia/injusticia) tienen actualmente. Nos recuerda, pues, el comportamiento dialéctico de la historia, en donde las divisiones espaciotemporales quedan suprimidas en un devenir constante y repetitivo.
Teniendo la idea de lo espiral en mente, el resto de las piezas que conforman la muestra adquirieron para mí un mayor sentido. A partir de pensar en un movimiento incesante y oscilador, las diferentes obras de Montezemolo, expuestas en Laboratorio Arte Alameda, fueron una a una entrando y acomodándose en cierta unidad con forma de caracol.
En la obra llamada «Traces» («Rastros») de 2012, Montezemolo aborda el tema de la vida fronteriza en Tijuana. Se trata de un video-ensayo experimental de 20 minutos en el que conjuga sus años de trabajo etnográfico en la región con su quehacer artístico. El video retrata a la frontera y, por lo tanto, la vida a su alrededor: los diferentes paisajes que habita (mar, campo, desierto), los materiales que la componen, el contraste entre los lados que divide. Este retrato vivo erradica, hasta cierto punto, la dualidad implícita de lo colindante. Montezemolo, parte de la frontera pero da un paso más allá, la transforma en una espiral en continua circulación; como algo que no es, sino que está siendo una y otra vez.
Por otro lado, en la obra «Fireflies» («Luciérnagas», 2011), Fiamma se refiere a la actividad cinética que surge alrededor de fronteras inmateriales, que además, identifica de una manera brutalmente íntima con experiencias personales. ¿Cómo se mueve lo que existe entre y alrededor del dolor y la esperanza? ¿Cuál es la relación entre un cáncer y un embarazo? ¿Cómo un evento puede desviar el flujo de una vida hacia lo imprevisto? Éstas son algunas de las preguntas sobre las cuales Montezemolo reflexiona a voz propia en esta pieza, que toma forma en un video de siete minutos. Aquí, el movimiento espiral renuncia, de cierta manera, a la ocupación de un devenir histórico y social, para comprehender ahora lo dialéctico en la experiencia subjetiva de la artista. Sin embargo, es tal la magnitud de la espiral consecuente que, a mi parecer, es capaz de abordarlo todo.
Cada una de las piezas de Fiamma son un mundo en sí mismas, por lo que, aunque me gustaría, no podría retomarlas aquí todas. Hago breves menciones de algunas para expresar la idea de lo espiral y así señalar cómo me ayudó a entender la muestra como una unidad, a pesar de la ya referida autonomía de las obras allí expuestas. No es, entonces, a partir de las fronteras que la exposición Fiamma Montezemolo: Soñar con bisontes se hila, sino desde el movimiento que estos límites detonan.
Es ese movimiento, el que puede generarse a partir de la intersección del arte contemporáneo con la antropología contemporánea, el que detona un terreno fértil dentro del cual brota la exposición. Soñar con bisontes nos revela que, al meditar sobre las barreras físicas y los muros ocultos que se establecen tanto material como ideológicamente en nuestras vidas, nos estamos enfrentando a enormes espirales.
Fiamma Montezemolo: Soñar con bisontes
24 de agosto 2019 -23 de febrero 2020
Laboratorio Arte Alameda: Calle Dr. Mora 7, Colonia Centro