El rock en su época de esplendor cambió el paradigma de la generación joven que lo vio nacer y madurar. Occidente vivió el fenómeno de masas de The Beatles, la rebeldía nihilista de The Sex Pistols, las camaleónicas mutaciones de David Bowie y la profundidad lírica de Lou Reed. Pero, ¿qué hay de aquellos lugares lejanos a estos epicentros que fueron Inglaterra y Estados Unidos? ¿Cómo vivía el rock aquella juventud que en la lejanía observaba la trayectoria de aquellas luminarias?
Leto, del director Kirill Serebrennikov, retrata precisamente la cultura rock underground que, a principios de los ochenta, existía en Leningrado, el único lugar de la Unión Soviética donde había un espacio para el género, lejos de las estrellas pop que en Moscú promovía el estado.
Con una narrativa que mezcla recuerdo y fantasía, Serebrennikov presenta este panorama a través de la historia de Viktor Tsoi y los inicios de su banda Kino, que habría de convertirse en una agrupación de culto en la ahora extinta URSS.
La historia de Viktor comienza bajo el abrigo de Mike Naumenko, otro músico legendario de aquella ciudad y a quien presentan como «padrino» de la carrera musical de Tsoi.
Aquel verano transcurre acompañado de fiestas juveniles, entre cigarros y alcohol; cintas de David Bowie, Lou Reed y T-Rex; fantasías musicalizadas por Iggy Pop y Talking Heads; así como en el Club de Rock de Leningrado, en cuyo foro los asistentes escuchan sentados y en orden y donde los censores del estado pretenden hacer del rock soviético una expresión de alta cultura.
Aunque en un principio haya habido quien señalara la inexactitud biográfica de su guión, el triunfo de Leto radica en recordarnos el poder de una de las expresiones culturales más importantes de finales del siglo XX, cuyas historias más valiosas, queda manifiesto, ocurren alejadas de los reflectores que con los años han ido desgastando al género; la cultura del rock es una cultura que muchas veces ofrece sus mejores flores desde lo subterráneo, de la mano de nombres que han de quedar al margen de sus grandes relatos.
En Leto, más que las diferencias culturales e históricas, resaltan las similitudes. Oriente y Occidente; comunismo y capitalismo; sus personajes hacen pensar en lo universal de una juventud que sabe no ha de encontrarse a sí misma adentro del establishment; en sus artistas y la defensa de su propia identidad creativa.
Autor: Jorge Galindo (Xalapa, Ver., 1991) es compositor de canciones. Ávido lector de poesía, se ha acercado a los estudios literarios con el interés de analizar la canción como parte del fenómeno poético. |