Una autoetnografía, definida por la investigadora y antropóloga social Mercedes Blanco, es una vertiente de la investigación cultural en la que el propio investigador se relaciona directamente con el objeto de estudio, ya que forma parte de la comunidad a tratar debido a implicaciones sociales, culturales o económicas. Este método de investigación no sólo rompe con los esquemas canónicos enunciados desde el ideal de la objetividad, sino que revaloriza la investigación como un acto político, al impregnarlo de un compromiso ligado a la consciencia y a la transformación social. La concientización y el cambio social son algunos de los conceptos que conforman el eje medular de El chicano-rap en Monterrey (2022), investigación realizada por el rapero e historiador Erik Mejía Rosas “Fusca Mexica” (México), y publicada por la Editorial Universitaria de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).
El libro nos ofrece un amplio recorrido a través de los barrios marginados de la Zona Metropolitana de Monterrey y nos permite adentrarnos en la cultura hip hop, materializada a través de los versos y rimas redactados en ambos lados de la frontera. Para ello, Erik Mejía Rosas propone un meticuloso trabajo de investigación que parte de la corriente historiográfica de la nueva historia cultural propuesta por autores como Peter Burke, misma que retoma la cultura popular como objeto de estudio. Esta publicación se inserta en los postulados de la historia del tiempo presente, que reivindica la importancia de escribir la historia desde los propios actores y testigos, tomando el presente como el momento central desde el que se escribe una historia “viva”.
De esta manera, El chicano rap en Monterrey funge como un soporte que busca integrar una genealogía capaz de dar cuenta de los orígenes de la escena musical del rap regiomontano. Al mismo tiempo, también es un trabajo de análisis y de observación con dimensiones reivindicadoras al formularse desde una primera persona perteneciente al contexto que se analiza. Esto ofrece una visión íntima de las implicaciones que la cultura urbana, lo chicano y los géneros musicales como el rap han tenido en el norte del país.
El libro abre con la problemática que supone la definición de un concepto tan complejo como el hip hop. Frente al dilema que implica fijar un fenómeno cultural que ha adquirido múltiples implicaciones y significados, la obra parte de una conceptualización general en la que se entiende el movimiento hip hop como una expresión cultural originada en la década de los setenta entre los jóvenes afroestadounidenses y latinos de clase baja el sur del Bronx y de Harlem, en la ciudad de Nueva York. Sin embargo, el verdadero objeto de estudio de este libro exige una definición y contextualización muy diferente a la que usualmente aparece en los libros de historia. La noción del chicano-rap se originó a finales de los años ochenta como consecuencia de la marginación de los mexicanos de primera y segunda generación que migraron a los barrios pobres de Los Ángeles, California.
El estilo que se originó dentro de este contexto denota el proceso de multiculturalidad propio de las comunidades migrantes en zonas fronterizas. El chicano-rap retoma valores típicos de la cultura hip hop como la hermandad en el barrio, la familia y el respeto para fundirlos con la cultura chicana de los migrantes mexicanos, misma que plasma un sentimiento patriótico y nacionalista, que a su vez abreva de la estética típica de gangsta-rap, en la cual prima la presencia de la lucha entre pandillas y el tráfico y uso de drogas.
Uno de los ángulos más interesantes de este libro es que busca inscribir la historia del rap regiomontano dentro de los contextos históricos, sociales, políticos y económicos que funcionaron como marco para el desarrollo del género. Así, las rimas y los versos se engarzan con algunas coyunturas que nos llevan desde el cierre de la empresa siderúrgica Fundidora Monterrey y el despido de miles de trabajadores de clase obrera hasta el surgimiento de las bandas juveniles debido al desempleo, las contramedidas del gobierno e incluso las implicaciones que tuvo el inicio de la guerra contra el narco durante el sexenio de Calderón.
Desde esta óptica, la obra critica muchas de las problemáticas en torno a los grupos sociales que abrevan de este movimiento cultural. Erik Mejía Rosas pone en primer plano una realidad cruda que cuestiona estos preceptos y busca romper con los prejuicios que apuntan hacia las pandillas y la cultura del barrio. Así, pone en perspectiva la vinculación real que existe entre la violencia y el pandillerismo desde la óptica de quien ha vivido cada uno de los matices que implica este contexto.
Incluso se ponen en perspectiva los efectos, muchas veces negativos, que tuvieron los intentos de erradicar el pandillerismo por parte del gobierno. El libro denuncia frontalmente la discriminación y el clasismo disfrazados de políticas públicas que pretenden arrastrar a todo un grupo social de la pobreza a la exclusión:
porque no ofrecen nada a los jóvenes con problemas de drogadicción y porque éstos no escuchan sus canciones. Me parecen ingenuos y creo que están haciendo elefantes blancos, ¿a poco creen que poniendo módulos y psicólogos, la raza se va a acercar?
Erik Mejía Rosas, El chicano-rap en Monterrey, UANL, p. 45
Toda esta contextualización ofrece una visión más amplia y certera que permite entender el desarrollo de un fenómeno que supera los límites de un género musical y se conforma desde una noción de resistencia social, pertenencia e identidad colectiva. El uso de una moda, una estética definida desde lo urbano permitió que los jóvenes de los barrios formaran parte de un grupo que ofrecía resguardo y una posibilidad de supervivencia dentro de la crisis circundante del contexto. La música era el estandarte y el símbolo de toda esta resistencia hacia dentro de las pandillas.
Asimismo, el estudio realizado por Erik Mejía Rosas pone en la mesa de disección fenómenos complejos como los procesos de industrialización cultural al contrastar el rap underground con el rap comercial perteneciente al mainstream. Dentro de la cultura hip hop latina, la noción de underground, explica el autor, no necesariamente se vincula con un estrato social bajo ligado a la pobreza. El elemento central de esta noción apunta a que el contenido de las líricas esté cargado de temas serios que giren en torno al “bajo mundo”, adquieran pertinencia, funjan como un motor de cambio social. De esta manera, el valor de la autenticidad se basa en afianzarse en ese discurso sin importar las exigencias de las disqueras y de la radio que pretenden deslavar ideologías, lenguajes o estilos en favor del mercado.
Otra de las aportaciones más profundas de esta investigación es que revela mucho de los procesos de transnacionalización inmiscuidos en la conformación de la cultura del chicano-rap. Desde el origen propio del hip hop en Nueva York, existieron procesos de sincretismo provenientes de Jamaica y de Latinoamérica, pero el caso del rap regiomontano complejiza aún más dicho desarrollo. El ir y venir de las remesas provenientes de Estados Unidos, los cargamentos de ropa, música y el propio intercambio de bagaje cultural, de referentes visuales, de estéticas, apuntan al desarrollo de una fusión cultural sostenida por la apropiación, la reinvención y la idea de lo custom.
Un apunte muy interesante es el que el autor realiza acerca de la importancia que tuvo el intercambio de bienes culturales intangibles como uno de los elementos centrales de la cultura hip hop en Monterrey. Ese “conocimiento cultural” permitió que muchos de los actores de la escena lograran impulsar la creación del género desde la conformación de espacios, de una estética e incluso desde la instauración de referentes que poco a poco fueron conformándose dentro de la genealogía del rap chicano.
Todos estos elementos se reúnen en El chicano-rap en Monterrey y dan cuenta de la importancia que adquiere resignificar aquellos fenómenos que han pasado como subalternos frente a la historia cultural hegemónica. Retratar la realidad de este género no sólo permite sensibilizar y fungir como un motor de cambio social, sino también revalorizar y rescatar la memoria de los actores que materializaron una de las raíces culturales musicales más importantes de la región metropolitana de Monterrey.
El chicano-rap en Monterrey se encuentra disponible en la tienda de la Editorial UANL, donde puedes adquirir tu ejemplar y adentrarte en la historia de los versos y las rimas urbanas en el norte del país.