“Katabasis”: un descenso cultural

Mi nombre es Mario Pantoja, soy el director general de Katabasis. Esta revista surgió en un grupo de Facebook. Su definición se puede redactar como “una revista de difusión cultural con énfasis en la literatura”. Sin embargo, a casi cuatro años de su creación, puedo decir que Katabasis también es un espacio para aquellos que no encuentran con quién compartir su voz; una muestra es el espacio del micrófono abierto que tenemos en Instagram, donde todas las personas pueden entrar a leer sus obras favoritas o de su propia creación. Katabasis es diversidad: somos una revista latinoamericana y tenemos integrantes en varios países de esta región.  Y también es un conjunto de historias de vida y, como ejemplo, compartimos las palabras de algunos miembros de la revista.

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Ixkozauki Hermosillo, director de Edición

Katabasis es la puerta de entrada a ese lugar de pertenencia. Es donde residen cientos de ideas que encuentran refugio en el subsuelo. Y hablo de las profundidades de la tierra y de lo que hay bajo nuestros pies porque son los cimientos de enjambre de voces. Katabasis es puerta por la que entran puñados de nombres y a la vez es ventana por donde cientos de ojos pueden leer lo que hay dentro. Es un hogar para discutir y plantear objetivos, alzar la mano, colorear un poco las experiencias de nuestros semejantes y estrecharle la mano a nuestros opuestos. Katabasis es un proyecto que nos ha dado la infinita gratitud de decir lo que queremos decir y encontrar modos de decirlo.

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Elienai Lucero Hernández, directora de Multimedia

Katabasis es un espacio de difusión que fomenta la inclusión, enseñar la catarsis a través de la cultura, la literatura y la creatividad, en el que se aprovechan las herramientas digitales para compartir las ideas, inspirar y aprender de ellas en un ambiente divertido, que promueve la lectura más allá de los límites académicos y convencionales. Está en una constante búsqueda, llegando hasta lo más profundo del inframundo para rescatar aquellas letras errantes que deben ser escuchadas, leídas, narradas o contadas. Es una aventura, una novela, un poema, un reportaje, un cuento, que están siempre en evolución, que todo el tiempo te emociona, de manera tal que, aunque te leas todo el diccionario, no bastarían las palabras ni los géneros, ni (habría) papel que contenga el amor por la cultura del que está hecho este proyecto, por y para nuestros lectores.

Como colaboradora de este gran proyecto, puedo decir que es un espacio para todo tipo de artes y artesanías, posiblemente no encuentre las definiciones adecuadas para decir qué es Katabasis, pero tengo mi libreta, mi pluma, mi voz y mi vocación siempre dispuestas para decirlo con mi talento y mi micrófono listo, para reportear todo el talento que nos rodea. Un lugar siempre para todos.

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Alejandro Zaga, director de Jurídico

El director me pidió escribir en doscientas qué es Katabasis para mí. La pregunta no es fácil de responder porque ha evolucionado. Hoy por hoy Katabasis es uno de mis grandes motores, es al tiempo una actividad y una meta, cualquiera que me conozca durante más de una hora lo sabrá, pero una pregunta más interesante es la siguiente: ¿qué ha sido Katabasis para mí durante estos casi cuatro años?

En nuestra revista yo encontré gente que compartía gustos conmigo y de la que aprendí; al mismo tiempo, noté que deseaba aprender de mí. En Katabasis encontré un valor que no visitaba a menudo: el propio, a través del reconocimiento de lo que yo mismo creaba, creía, escribía comentaba y vivía. Katabasis me eligió desde el inicio.

Cuando me preguntan “¿quién trabaja en la revista?”, suelo contestar que “el grupo de fracasados más capacitados que yo haya encontrado” y lo digo con todo el amor que mi quebrado corazón puede dar, porque les conozco, porque con ellos he charlado por horas, compartido secretos, visiones, planes… Katabasis es mi lugar soñado con la gente que me hace sonreír. Y con esto llego a las doscientas.

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Luis Enrique Sánchez, desarrollador web

Katabasis es, como su nombre lo indica, un descenso. El descenso a un mundo poco explorado que se extiende de manera infinita, ya que mientras la humanidad lo sea, éste seguirá expandiéndose. A cada entrega me pregunto qué nuevos temas, qué nuevas historias y qué tantas emociones nos traerá cada artículo, cada multimedia y cada obra literaria. Siempre espero las colaboraciones con muchas ansias.

Para mí significa una forma de contribuir, aunque sea con un escaloncito, a que ese descenso se logre exitosamente. Como programador, muchos de mis proyectos contienen información sensible o son consumibles y sin gran repercusión más que en el momento de ser empleados; Katabasis tiene la peculiaridad de ser un vehículo —algo así como un ala delta— para grandes talentos y me alegra mucho ser parte del equipo en su parte técnica y que todo eso tenga trascendencia.

Ha sido un honor para mí, desde el primer día en el que me incorporé al proyecto, ofrecer un framework para que ese contenido no se pierda en este vertiginoso salto al vacío al mundo de la cultura. Agradezco mucho a todos los autores, editores, y sobre todo a los lectores porque a ellos nos debemos.

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Eréndira Cuevas, directora de Investigación Cultural

Katabasis nació como un proyecto para compartir nuestra afición por la literatura y tratar de acercarla a otros desde diferentes perspectivas; sin embargo, se convirtió en un punto de encuentro para personas que, desde diferentes latitudes, han creado lazos mucho más profundos. Pero no sólo eso: para muchos de los colaboradores ha sido también un lugar donde han encontrado la salvación, a veces de forma literal. Me gusta creer que, para quienes nos leen desde el inicio, Katabasis es ahora más que únicamente una revista o una página en la red.

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María Alejandra Luna, subdirectora general

Querida Katabasis:

Estos últimos meses tenés muchos reclamos para hacerme y lo entiendo, estuve bastante ausente sin abandonarte. Eso no significa que me haya olvidado de todo lo bueno que hiciste en mí.

En primer lugar, me diste la contundente oportunidad de trabajar con mis amigxs más allá de las fronteras. En segundo término, sos el espacio que me permite pensar la literatura de otras formas, con otras palabras, para otros objetivos. Por último, tus páginas me ofrecen lecturas de calidad, entretenimiento intelectual y emociones fervientes.

Cada día estoy agradecida de haber aceptado incorporarme como miembro. Tanto las correcciones como el proceso editorial y los vínculos que se han entablado me enseñaron cosas de mí que no sabía y cosas de mí que no recordaba. Katabasis sigue siendo un espejo de la riqueza cultural y contemporánea que hay en América Latina y siempre voy a estar orgullosa de que seamos testigxs activxs de ello. En un mundo postpandémico, donde las palabras usadas para representar el éxito son “hacia arriba”, nosotros seguimos descendiendo porque sabemos que las voces están en todos los sitios y que no todo el éxito se puede medir. No pretendemos ser la mejor revista del mundo, queremos ser la revista en la que las personas encuentren un refugio de vida