Agnes von Krusenstjerna: rejas urgentes de desplazar

Con tan sólo cinco relatos y ya desde las primeras impresiones, Alrededor de las rejas, de Agnes von Krusenstjerna (Suecia, 1894-1940) —cuya selección, traducción e introducción estuvieron a cargo de Petronella Zetterlund—, insiste en las siguientes preguntas: ¿por qué este tipo de literatura tarda tanto en socializarse?, ¿por qué una autora tan conmovedora y potente no ha ganado más visibilidad? La respuesta, después de tantas décadas de lucha por generar espacios para estas plumas que resisten desde su anonimato, la sabemos ahora. En este caso, la Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a través de la Colección Relato Licenciado Vidriera, propicia espacios para su lectura.

El traslado de un idioma a otro, realizado desde y para una mujer, es un ejercicio de sororidad. Ahora leemos en español a von Krusenstjerna gracias a Petronella Zetterlund, quien trae algunos relatos de una autora cuya obra fue conocida durante el siglo pasado a partir de algunas pocas ediciones de su La trilogía de Tony (1922-1926), pues su tratamiento del sexo disidente y de las enfermedades mentales la situó en un lugar de la literatura vetado para la mayoría de las mujeres. Zetterlund dedica varias líneas en su introducción a hablar de la traducción del cuento “Érase una vez una niña”, ya que derivó en un comprometido ejercicio que supuso revisar los sustantivos universales y neutros del sueco en su traslado al español. De tal modo, este proceso no sólo se queda como una mera traducción del texto, sino también de las formas políticas, 3ya que respeta las intenciones de la época, sin perder su espacio bajo la lupa contemporánea.

En su mayoría circulares, de idas y venidas, metáforas y analogías con animales y formas de energía, estos relatos son presentados con una aparente delicadeza en el modo de nombrar, de narrar, pero con una enorme potencia en las imágenes con las cuales va tejiendo estos textos de manera contundente. 

Esta “autora de la modernidad”, como la llama Zetterlund, se valió de la literatura como herramienta política y expresó críticas severas a los temas que aparecieron en la Europa de principios del siglo pasado. Por ejemplo, la relación bondad-maldad entre la niñez y la adultez, la cual es puesta en tensión por los personajes infantiles que realizan actividades de la vida cotidiana, con un “ardor” que “un adulto jamás sería capaz de invertir en sus acciones”. Este ardor del que von Krusenstjerna habla es quizá la pasión —cargada de su etimología de “padecer”— que nuestra sociedad adultocéntrica no propicia en los seres humanos. Una mujer apasionada como Agnes von Krusenstjerna es esa mujer que, dentro de una niña, crece, recuerda y escucha —verbos utilizados para hablar desde un narrador, o narradora, omnisciente con quien tiene un vínculo biográfico— en el centro de una sociedad puesta en cuestionamiento por sus personajes, casi todos femeninos.

Von Krusenstjerna no titubea al momento al rechazar abiertamente a las “personas con prejuicios” de su época, mientras revienta el concepto de ciudadanía y cuestiona la relación entre enfermedad mental y delito para señalar la victimización efectuada por quienes regulan el concepto de “sanidad”. 

En este libro, la autora deja suspendida una pregunta al final de cada cuento. Es decir, todos los finales de los relatos son claros, no hay espacios para la duda, pero siempre puede caber una pregunta más sobre la intención del giro de tuerca que prevalece en cada uno. Pareciera que nos invita a leer una historia sostenida por detalles para virar hacia otro lado en cuanto el camino acaba. Este giro —tan utilizado en la literatura, sobre todo a finales del siglo XIX— toma aquí otra interpretación. Por ejemplo, una mujer narra la aparente historia de amor que termina por llevarla a profundizar en sí misma, en un adelanto al cuestionamiento actual por el amor romántico.

Von Krusenstjerna invita a la confesión personal, y por ende a la introspección; a ampliar el conocimiento de otras formas de vida, en particular de las experiencias de las mujeres adultas de su época, de los deseos que en la infancia se tienen y luego son atacados al “madurar” —sea lo que esto sea—. 

En los relatos conocemos a las mujeres a partir de su vida cotidiana y de sucesos que irrumpen la “normalidad” de la rutina diaria para dejar ver sus huesos y entrañas. Las “señoras”, que llevan por nombre el apellido de sus maridos, vivos o difuntos, o en todo caso de sus padres, son presentadas como algo más que simples personajes femeninos que se acotan emocionalmente a la página.

Las narraciones suturan tenaz y libremente una gran cantidad de temas e ideas que podrían ser pensados como “adelantados a su tiempo”; sin embargo, nosotrxs somos quienes en realidad llegamos tarde a entender lo que muchas mujeres como nuestra autora intentaban decirnos desde hace siglos a partir de una pluma lúcida y poderosa. 

En esta selección de relatos, predominan los párrafos largos sin puntuación para agotar al público lector y evidenciar así lo asfixiante de los actos vividos por el personaje principal; interrupciones —como inserts en cine— de imágenes de la narradora que interrumpen el flujo de ideas del personaje; dudas explícitas de la voz narrativa que se permite cuestionarse a media página; entre otras tácticas de escritura. Cada uno de estos recursos, más cercanos al relato oral que al escrito, evidencian las costuras del texto. A título personal, me habría gustado leer este libro hace años, cuando empezaba a preguntarme sobre la libertad como una cualidad social, política y filosófica de las mujeres, una libertad deliciosa y urgente en la que von Krusenstjerna insiste.

Como un contenedor de las pulsiones de los cuentos anteriores, una especie de manifiesto cierra esta edición a manera de aorta. Nos deja la idea del desdoblamiento personal, de un cuerpo que se disloca con posibilidad de expandirse en forma de pregunta por la supervivencia. Es en textos como los de Alrededor de las rejas donde se reconoce la necesidad apremiante de propiciar una voluntad para leer a autoras que escribieron a distancia algunas de las ideas que actualmente nos abren paso entre las rejas.

La más reciente edición de la obra de Agnes von Krusenstjerna en español se encuentra en la Colección de Relato Licenciado Vidriera de la UNAM y puede adquirirse en la tienda digital o en la red de librerías de la Universidad.

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