«Si antes se unificaban los pensamientos de las mujeres feministas en las llamadas ‘olas’, aquí hay mujeres de varias generaciones, formas de pensar, ocupaciones y, no obstante, el sentimiento es que en estos tiempos nuestras voces se sumen en crescendo hasta que, ola tras ola, más bien se cree un verdadero Tsunami».
Con estas palabras se dio apertura al primer encuentro presencial organizado por Colectiva Tsunami el pasado 20 de agosto en el Teatro Degollado de Guadalajara. Estas palabras iniciales fueron el preludio a un concierto organizado en colaboración con Adiós al futuro donde, casi a manera de manifiesto, se presentó un repertorio escrito exclusivamente por compositoras y ejecutado íntegramente por intérpretes mujeres.
Visibilizar, reivindicar y generar espacios de encuentro y acción en el ámbito musical son los ejes que conforman el trabajo de esta red de mujeres músicas mexicanas que, bajo las ideas del feminismo, ha buscado incitar procesos de cambio hacia dentro del gremio de las orquestas, las salas de concierto y de la música clásica mexicana en general.
Colectiva Tsunami se conformó a raíz de la pandemia, el confinamiento y de cobrar conciencia de la necesidad de espacios de encuentro para discutir, desde la perspectiva de género, el quehacer hacia dentro del sector musical en el que, tal y como lo muestra el censo del INEGI realizado en 2015, de cada 100 personas que trabajan en él, tan sólo siete son mujeres.
No somos hombres blancos muertos
Éste fue el nombre del artículo escrito por Janine Jop, integrante de la colectiva, que articuló los primeros encuentros virtuales al poner sobre la mesa el tema de la ausencia de nombres de compositoras en las listas de repertorio abordadas por las orquestas. Tras la publicación de dicho artículo y frente a un panorama en el que el 97% de las obras que se presentan en concierto alrededor del mundo fueron compuestas por hombres, la problemática y el tema de discusión se hacen evidentes.
Ahí nos dimos cuenta de que cada vez llegaba más gente y de que había una necesidad de hacer red.
Belén Ruiz (Colectiva Tsunami)
Con estos primeros encuentros digitales comenzó a formarse una red de músicas integrada por mujeres provenientes de distintos lugares de la República Mexicana, en donde se articula el trabajo de intérpretes, compositoras, gestoras e investigadoras que estructuran un punto de encuentro para la lucha feminista hacia dentro de los temas estéticos y políticos que giran en torno al fenómeno musical académico.
Cada una va aportando su granito de arena en esta que, por lo menos para mí, ha sido una enorme deconstrucción y un cambio de perspectiva brutal que emerge desde esta perspectiva de género.
Mariana Sánchez (Colectiva Tsunami)
Desde entonces, la colectiva ha buscado generar espacios de discusión y de acción que permitan problematizar hacia dentro del panorama musical ya no sólo en términos de la perspectiva de género, sino incluso desde el cuestionamiento a la centralización de la cultura en términos geográficos y a la sobreexposición de ciertos compositores europeos, blancos, heteronormados, partiendo de las ideas decoloniales.
Nuevos formatos, nuevas propuestas
Dicho posicionamiento político ha logrado materializarse también en una propuesta estética muy clara que apuesta por cuestionar el canon y actualizar la manera como entendemos el concepto de «música académica». De esta forma, la colectiva ha conformado propuestas artísticas sustentadas en la intermedialidad a través de la colaboración con artistas de otras ramas ajenas a la música, tales como la danza e incluso la producción audiovisual.
Al tratarse de un proyecto que ha funcionado eminentemente de forma digital y remota, las miembras de la colectiva han aprovechado el alcance y la inmediatez que brindan las plataformas de comunicación y las redes sociales para interactuar con más gente y entramar una red cada vez más grande. A los encuentros virtuales se han sumado la difusión y divulgación de información en materia de género a través de las redes, la labor de visibilizar el trabajo de otras artistas y colectivas e incluso la curaduría de listas de reproducción en Spotify que proponen una forma distinta de aproximarse a la música compuesta por mujeres, dentro y fuera del ámbito académico.
Toda esta labor de visibilización realizada por artistas y agrupaciones tales como Colectiva Tsunami ha permitido que los espacios de reflexión y crítica acerca de estos temas cada vez sean más comunes y abiertos, sin embargo, es indispensable que estas discusiones lleguen al plano institucional para que puedan existir cambios sustanciales dentro de las políticas públicas, en las oportunidades laborales y en los planes de estudio de las universidades, tal y como lo comenta Liliana Toledo, miembra de la colectiva.
Este último punto resulta particularmente importante al notar que, de entre todas las ramas artísticas, es en la de la música en la que más evidente se hace la asimetría en materia de género, en donde sólo tres de cada diez matrículas universitarias en música son ocupadas por mujeres, según los datos de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior.
El medio artístico, ya no sólo el musical, ha arrastrado durante siglos ideas y preceptos que, por un lado, han mermado la producción artística generada por mujeres, y por el otro, han invisibilizado el trabajo de las artistas que han tenido que enfrentarse constantemente a un ambiente dominado por el machismo y la desigualdad. Problematizar estos temas es necesario, desde las ideas que replicamos hasta la música que escuchamos.
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